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Amigos de la Naturaleza, contra la reconstrucción del coso de Buenavista

Carlos Lastra. | Luisma Murias

No hay ninguna necesidad ni valor histórico por proteger que justifique la reconstrucción de la plaza de toros de Buenavista. Así lo afirma, con contundencia, la Asociación de Amigos de la Naturaleza, ANA, que en su día ya se opuso a la declaración de BIC y ahora reclama que no se permita la reconstrucción de una estructura que, insisten, “ningún valor arquitectónico conserva más que unos muros alrededor de un redondel”. Carlos Lastra, portavoz de ANA, indica, además, que Oviedo pierde una oportunidad para “no ser taurinos”.

ANA siempre fue una voz militante para evitar que los toros volviesen a Oviedo. Al hilo de la declaración de BIC participaron activamente en el proceso, para evitar cualquier tipo de protección a la plaza. Precisamente por este hecho acaba de solicitar a Patrimonio la documentación existente sobre el nuevo proyecto. “Ante la actual ofensiva municipal de la que alardea el alcalde ovetense, y considerándonos parte en el mencionado expediente de declaración como Bien de Interés Cultural de la Plaza”, dice ANA en su escrito, “solicitamos información del proyecto que se tramita, dado que la declaración de BIC se basaba en “su interés exclusivamente tipológico, y creemos que cualquier actuación que modifique la muy elemental tipología que la motivó alteraría el sentido de su declaración como BIC, que debe primar por encima de cualquier otro interés municipal o ciudadano. Resulta, pues, inaceptable cualquier alteración respecto al momento de declaración, incluso el propugnar estructuras que pudieran estar en el proyecto inicial pero no en dicho momento de declaración como BIC”.

ANA plantea, por tanto, que la plaza de toros de Buenavista no debe de convertirse en una nueva plaza de toros, sino quedar sin uso y condenada a desaparecer. Otra cosa distinta, matizan, es la posible necesidad de un equipamiento multiusos en el barrio, pero que en nada necesita parecerse o pasar por la reconstrucción de un elemento ya descartado, insisten, como el de las “ruinas” de lo que en su día pudo haber sido la plaza de toros que diseñó Juan Miguel de la Guardia.

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