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Tres firmas nacionales pugnan por hacerse con la rehabilitación del quiosco de la música

Tras dos concursos que se cerraron sin ofertas, el Ayuntamiento confía en que una empresa finalice unas obras que llevan paradas seis años

Aspecto actual del kiosco del Bombé. Irma Collín

El culebrón del Bombé empieza a ver la luz al final del túnel. Seis años, dos equipos de gobierno, cinco partidos en el poder, cuatro licitaciones y un solo quiosco de la música. Hubo que doblar el presupuesto, rebajar los criterios técnicos y mantener reuniones con expertos durante meses para encarrilar el asunto. El domingo a medianoche se cerró el plazo para que las empresas interesadas presentasen sus ofertas para rehabilitar el templete de De la Guardia y se salvó el primer escollo. Dos empresas asturianas y una de Valladolid presentaron oferta. A la espera de que los técnicos estudien la documentación aportada por las firmas, en el Ayuntamiento son optimistas. Nacho Cuesta, responsable del área de Infraestructuras, celebró ayer la noticia: “Se ha conseguido que se presenten tres empresas a la rehabilitación del quiosco, una obra que ya hemos visto que no está exenta de dificultades”.

Y dificultades ha habido. El quiosco siempre ha sido una prioridad por su carga simbólica, pero durante años se convirtió en un rompecabezas para los técnicos. Los criterios de Patrimonio eran muy elevados, el presupuesto muy exiguo a ojos de las empresas del sector y, con las intentonas frustradas y el paso del tiempo, la parte técnica necesitaba actualizaciones. Durante los últimos seis años con andamios, pero sin obreros, el óxido iba trepando más alto y los desperfectos acumulándose.

Para conseguir adjudicar los trabajos, el Ayuntamiento prácticamente dobló la oferta. Llegando a ofrecer casi 500.000 euros a quien se encargue de realizar unos trabajos que, como adelantó este periódico, consisten en la redacción de un nuevo proyecto y la ejecución de las obras. El anterior proyecto, realizado por Clara Rey-Stolle, se recoge como anteproyecto que deberá guiar la actualización del mismo para la empresa que termine haciéndose con el concurso.

El teniente de alcalde Nacho Cuesta confía en que el procedimiento administrativo para adjudicar el contrato, una vez que se reciba la documentación de las empresas, no se demore más de dos meses. Entonces, el director de obra tendrá otros dos para redactar el nuevo proyecto y, por fin, podrán los trabajadores encargarse de la rehabilitación. Los trabajos sobre el terreno no deberían exceder los cinco meses y, entonces, ya podrá volver a verse el quiosco sin unos andamios que llevan demasiado tiempo cegando el templete.

Cuesta reconoce que devolverle su imagen original al Bombé es una labor que se estaba enquistando. Pero, aun así, señala que desde su concejalía no van “a cejar en el empeño de retirar los andamios y devolver el quiosco a su esplendor de una vez por todas”. El Ayuntamiento no tira la toalla.

Dos de las empresas interesadas, Cadesa y Boprisa, están afincadas en Asturias. La segunda, Bienes y Obras del Principado S. A., tiene experiencia en elementos singulares muy similares al quiosco del Bombé, como el del parque Dolores Fernández Duro de La Felguera. Cadesa, por su parte, es una vieja conocida de esta zona de Oviedo, donde realizó trabajos, por ejemplo, en la plaza de la Escandalera. La tercera en discordia, la firma Trycsa, tiene sede en Valladolid y experiencia en numerosas rehabilitaciones en elementos protegidos de todo el entorno nacional, como el teatro Zorrilla de Valladolid o en los arbotantes de la Catedral de León. Fuentes cercanas a esta empresa confirman que llevan meses estudiando el caso del Bombé, habiéndose desplazada hace casi un año hasta Oviedo para ver en primera persona la obra de Juan Miguel de la Guardia.

El contrato para la rehabilitación del quiosco es eso, una rehabilitación. Los pliegos de condiciones del concurso no contemplan modificaciones en su estructura, como recomendaba el plan director del Campo encargado por la concejalía de Parques y Jardines. En ese documento se indicaba que se podría ampliar para dar cabida a conciertos de mayor tamaño. Pero no será así. Los mayores cambios en el Bombé pueden ser de materiales, pero no de diseño.

El Pavo Real

Anexo al quiosco de la música está el edificio del Pavo Real. Una infraestructura polémica desde su origen, hoy vacía, y que el equipo de gobierno quiere convertir en restaurante. El colectivo ciudadano “Los Franciscanos” pidió los documentos que acreditarían la legalidad del edificio; transcurridos meses desde su requerimiento al Ayuntamiento y al no obtener respuesta, la asociación consideró que se trataba de un inmueble ilegal. Entonces hizo una publicación en la que se exigía su derribo en un plazo de quince días, que ya ha vencido. El área de Urbanismo realizó un informe en el que acredita que, entre 1993 y 1995, fechas en las que se llevó a cabo la construcción del edificio y su posterior ampliación, el Consistorio no estaba obligado a dar una licencia para una obra impulsada por sí mismo.

La otra cuestión que suscita el edificio es lo que se establece en la ficha del catálogo del quiosco, que pide o recomienda su retirada para que el templete pueda contemplarse desde el paseo paralelo al Bombé y se libere la antigua plazoleta de La Herradura. El catálogo, argumentan desde la Consejería de Patrimonio, es posterior a la intervención. Desde el Principado, dicen, no le ven problemas a rehabilitar el edificio con usos hosteleros. Fuentes municipales dicen que el Pavo Real será el siguiente paso y en Infraestructuras ya trabajan en un proyecto independiente para darle una cuarta vida al edificio, que nació como cafetería, fue escuela de Hostelería y centro formativo municipal.

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