La finalización del curso escolar, la mayor flexibilidad sobre el uso obligatorio de la mascarilla, el buen tiempo y, sobre todo, las ganas de disfrutar se alinearon este fin de semana para protagonizar el que parece el impulso definitivo para el sector turístico en la ciudad. Hosteleros, comerciantes e incluso vendedores ambulantes disfrutaron ayer, especialmente por la mañana, de “llenazos” que en el caso de los negocios más castigados por la crisis supusieron una inyección de confianza. “Desde hace dos o tres días el movimiento que estamos teniendo es tremendo”, indica el confitero Francisco Gayoso, que considera su tienda “un termómetro” ideal para detectar el número de visitantes foráneos.
El turismo nacional copa casi la totalidad de unas visitas que se han multiplicado exponencialmente al terminar las clases. “El fin de curso ha hecho despegar el sector, hasta ahora había movimiento, pero contenido”, indica Gene Álvarez, propietaria de una tienda de recuerdos, que, sin embargo, sigue echando todavía de menos a muchos clientes de los que hacían gasto en su tienda. “Hay mucha gente, pero todavía faltan las excursiones de jubilados y viajes de estudios, que siempre se llevan algo, aunque sea un llavero”, indica.
El de los recuerdos es uno de los negocios más golpeados por la pandemia. Si bien tuvieron un pequeño respiro el pasado verano, el parón de otoño les dejó muy tocados y los pocos días de ventas en Navidad apenas sirvieron para compensar la larga travesía por el desierto que supusieron los cuatro primeros meses del año. “Al menos ahora la gente, aunque todavía le cuesta gastar, ya entra en la tienda y las oportunidades de venta son mucho mayores”, admite la dependienta Noelia Suárez.
En la hostelería por fin empiezan a enlazar varios días de ventas significativas. La calle Gascona volvió a lucir como en los buenos tiempos, con la ayuda de la bonanza climatológica, y otras plazas como las de Riego o Porlier estaban hasta los topes. “Llevamos un par de semanas con movimiento, pero estos últimos días se está empezando a notar de verdad el turismo”, explica el presidente de la Ruta del Antiguo, Casto Fano.
Alrededor del Fontán, los vendedores ambulantes, ya con todos los puestos desplegados, consiguieron vivir la mejor jornada de afluencia y ventas que se recuerda en mucho tiempo. “No es para tirar voladores, pero esto ya no tiene ni comparación con lo de los últimos meses”, reconocía un vendedor de ropa mientras despachaba unas camisetas de verano a un matrimonio de la localidad ovetense de Las Caldas.
Civismo
Los pequeños empresarios dan por hecho que lo de este fin de semana será solo el aperitivo de los llenos que se producirán a partir de finales de esta semana. Las previsiones son muy buenas y, aunque se muestran “muy confiados”, también coinciden en pedir civismo y sensibilidad a los visitantes para evitar posibles brotes que frenen en seco la recuperación económica. “Hay que tener cuidado porque hay gente que se está relajando en exceso y podríamos pagarlo caro”, indica Gene Álvarez, asegurando que en los últimos días se ha visto obligada a dar la vuelta a más de un cliente que se negaba a poner la mascarilla.