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El futuro de la lírica llama a la puerta

Emocionante concierto para cerrar el taller de ópera y zarzuela de “La Castalia”

Un momento del concierto. | Efe

“La Castalia” ofreció anoche una de sus citas más importantes del año: el concierto de clausura del VI Taller internacional de ópera y zarzuela, ambas marcadas en rojo por todos los amantes de la lírica, como demuestra el poco tiempo que las entradas permanecieron en taquilla, agotándose el mismo día que salían a la venta.

En esta ocasión, el recital obtuvo la colaboración que viene siendo habitual con el RIDEA, en el marco que constituye el convenio entre ambas instituciones y “Santy Fotógrafo”, además de contar con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA y el Ayuntamiento de Oviedo, en representación del cual acudieron los ediles Javier Cuesta, Covadonga Díaz y Leticia González.

Este concierto supone la guinda a un arduo y concienzudo trabajo de varias semanas con profesores de canto, escena, fonetistas y expertos en disciplinas como el análisis musical, la expresión corporal o la fisioterapia, con el fin de formar de manera óptima y completa a los cantantes.

Y lo cierto es que sus aptitudes y sus actitudes se presumen inmejorables. Durante las dos horas de velada musical, los jóvenes intérpretes se exhibieron en un repertorio ambicioso y heterogéneo que suponía un recorrido por la historia del teatro musical y que presentaba dos partes bien diferenciadas: una dedicada a la ópera y, la otra, a nuestro género lírico, la zarzuela.

El público de la sala sinfónica del auditorio Príncipe Felipe aplaudió con entusiasmo a cada uno de los participantes: el contratenor Mikel Malda, las sopranos María Fernández, Carmen G. Calviño, Andrea Mosteiro, Vanessa del Riego o las mezzosopranos Andrea Rey y Eugenia Ugarte. Pero, sin duda alguna, los grandes triunfadores de la noche fueron Lucía G. Casanueva y Beatriz Vázquez (sopranos), la mezzo María Heres y el tenor Juan Carlos Santos.

La primera de ellas, por caracterizar una impresionante “reina de la noche”, la segunda por su versatilidad, que estribó entre una trágica Lucia y una festiva y jovial Cecilia Valdés. María Heres, por su parte, demostró el dramatismo y el torrente vocal que posee en cada una de sus intervenciones, mientras que Juan Carlos Santos encarnó al periodista chulapo de “El gorro frigio”, pieza jamás interpretada, hasta el día de ayer, en Oviedo, junto con la escena y aria de “Suor Angelica” (“Il principe Gualtiero... Senza mamma”), una de las tres obras que conforman el llamado “tríptico” pucciniano.

Durante todo el concierto se percibió unos cantantes muy ajustados a los repertoristas Mario Álvarez y Yelyzaveta Tomchuk, además de una gran emoción, algo a lo que ayudó la inclusión de una actriz y una bailarina, junto con la semiescenificación de las piezas, ganando en atractivo y en vistosidad.

Emoción que se desbordaría con los aplausos finales y que provocó que todos los participantes bisaran la célebre habanera “Todas las mañanitas” de “Don Gil de Alcalá”, interpretación a la que se sumó el público al unísono antes de despedir a los jóvenes talentos en pie y entre aplausos

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