“Santullano, viaje al siglo IX”, la exposición de LA NUEVA ESPAÑA que proponía a los visitantes un itinerario sensorial por los tiempos de Alfonso II, cerró ayer sus puertas con un éxito arrollador. En total, 7.472 personas pasaron por la muestra, instalada en Trascorrales, desde que se abrió al público el pasado 8 de julio. Esto hace una media de prácticamente 300 visitantes al día, una cifra en consonancia con el volumen de visitantes que reciben por estas fechas los grandes museos de la ciudad. Pero más allá de los números, la reacción entusiasta de los visitantes es la que constata el éxito y la idoneidad de “Santullano, viaje al siglo IX”, una exposición organizada por el Ayuntamiento de Oviedo en el marco del programa de actividades culturales que promociona como origen del Camino de Santiago, subvencionado por el Gobierno del Principado.

“Santullano es una bendición para la ciudad de Oviedo, es muy importante que los ovetenses interioricemos nuestros propios valores y les demos la importancia que merecen”. Son las palabras de Antonio Masip Hidalgo, alcalde de Oviedo entre los años 1983 y 1991, tras acabar ayer su visita a la exposición. Masip agradece a LA NUEVA ESPAÑA la realización de esta muestra, que ha ayudado a acercar a los ciudadanos al emblemático monumento del Prerrománico asturiano que es Patrimonio de la Humanidad desde el año 1998. “La iglesia es una joya histórica que tenemos en nuestra ciudad y con esta exposición se le ha sacado mucho partido y se le ha dado la visibilidad que merece”, afirma el exregidor .

Esta experiencia multisensorial, que transporta a los visitantes de una forma muy evocadora al interior del templo erigido por el primer peregrino a Compostela, el rey Alfonso II, ha conquistado a los visitantes por su originalidad, y por su reivindicación de un legado único como son los frescos de Santullano, el mayor conjunto de pintura mural altomedieval de toda Europa Occidental.

Rosa María del Campo y Fernando Soler ven la reconstrucción digital de las pinturas.

Masip compartió con las personas que coincidieron con él en la visita a la muestra varias anécdotas relacionadas con el emblemático edificio. “El día que juró la Constitución el actual Rey Felipe VI, cuando cumplió 18 años, estaba preparado que se tocaran todas las campanas de Oviedo, y justo la de Santullano se estropeó, por lo que el cura de ese momento cogió un martillo y golpeó la campana para que también sonara a la vez que el resto”, recordaba entre risas. El exalcalde asegura que la iglesia de Santullano, aunque sea menos conocida que los monumentos del Naranco, tiene un gran poder de atracción sobre los visitantes que se acercan a conocerla. Como ejemplo durante su época como alcalde puso el de Thomas O. Enders, exembajador de Estados Unidos en España entre 1983 y 1986. “Se quedó un día más en Oviedo para ir a misa el domingo a Santullano. Ya había visto las iglesias del Naranco, pero San Julián de los Prados le dejó embelesado, y dijo que ojalá algún día se restaurase. De cualquier parte del mundo él hubiese venido a verla de nuevo”, reveló Masip, para después alabar el proceso de mejora del monumento. “Es impecable, podemos estar muy orgullosos de la restauración y de las autoridades del Principado que la llevaron a cabo”, afirma. La de ayer fue su segunda vez visitando la exposición, pero no quería quedarse sin verla de nuevo antes de su clausura. En esta ocasión lo hizo acompañado de su hija, Aida Masip, que la definió como una muestra “muy pertinente, completa e ilustrativa”.

No fueron los únicos que salieron con buen sabor de boca de la exposición en esta última jornada. María Pérez, nacida en Oviedo pero residente en Madrid, nunca había estado en la iglesia de Santullano y el sábado se acercó a conocerla, para el día siguiente completar su conocimiento sobre ella con la muestra organizada por el Ayuntamiento de Oviedo. “Es muy interesante y está muy bien explicada, refleja muy bien el espíritu de la época y de la iglesia”, afirma, aunque confiesa que no se ha atrevido a probar la parte de los olores.

Para Belén García esta exposición ha resultado especialmente emotiva, ya que asegura tener un vínculo muy estrecho con la iglesia. “La casa de mis padres está casi al lado de Santullano, mis hermanos están bautizados allí y hemos jugado muchas veces en el prao de alrededor. He estado muchas veces en su interior y los puestos de los olores y los sonidos me han trasladado a esa parte de mi infancia”, afirma.

Begoña Herrero también ha viajado a un tiempo pasado al recorrer la sala de “Santullano, viaje al siglo IX”: “Me acuerdo de los años 80 cuando se descubrieron estas pinturas e hicimos una excursión con mi instituto, en Mieres, para conocerlas”. Gran aficionada del arte, se confiesa una admiradora de este periodo de la historia y valora que la exposición ayude a poner en valor los “enclaves mágicos” de la ciudad de Oviedo: “No tengo dudas de que esta muestra ha ayudado a la gente a conocer mejor la iglesia de Santullano y reparar en ella”.

La originalidad y la forma de presentar los distintos elementos que conforman la esencia de la iglesia son los aspectos clave destacados por Rosa María del Campo y Fernando Soler. “Es una maravilla poder oler los aromas de hace 1.200 años, escuchar esos sonidos y músicas y el tacto de las diferentes texturas expuestas”, alaba Fernando Soler.