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Broche de oro en Oviedo al “mejor Mundial de Quesos de la historia”: 4.100 variedades y 13.000 asistentes

“Ha sido fantástico”, dice John Farrand, fundador del certamen | “Tenemos que creérnoslo”, sostiene el Consejero Calvo

John Farrand, con un queso de los que se donarán al Banco de Alimentos. Irma Collín

Las pistolas con lector de códigos QR leyeron este sábado a la puerta del Palacio de Congresos sus últimas entradas. Según la organización, que aún no ha hecho el recuento oficial, han pasado más de 13.000 personas por el recinto quesero. A ojos de los miembros del Instituto del Queso ha sido un “éxito total”. El británico John Farrand, fundador del World Cheese Awards, cerraba la feria en castellano con un “fantástico” que lo resume todo. Añadía después que ha sido “el mejor World Cheese Awards de la historia”. Esta, la edición más ambiciosa hasta la fecha del mundial de quesos tuvo más jueces que nunca, más variedades que nunca, más visitantes que nunca.

En 2016 en San Sebastián, la única cita comparable a la de Oviedo hasta la fecha, el International Cheese Festival dejó 1,8 millones de euros. Aunque desde el Instituto del Queso Luisa Villegas no se atreve a dar cifras hasta hacer el recuento oficial, asegura que aquella edición fue “más corta” y tuvo “menos gente”. Lo normal es que este año se hayan superado aquellos números. La directora del Instituto asegura que su previsión de 10.000 asistentes ya se rebasó el viernes. Y, más allá de la caja, Villegas apela a lo sentimental: para el World Cheese Awards Oviedo se ha convertido en la “ciudad del reencuentro”. Para la capital de Asturias, el World Cheese Awards ha supuesto la vuelta a la normalidad y para los productos asturianos, un escaparate al mundo. Antes de la clausura se organizaron las últimas catas.

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World Cheese Festival: las imágenes de los mejores quesos del mundo Miki López

En la DOP Sidra de Asturias aseguran que todas han sido “un éxito”. El cartel de todo vendido se colgó de cada uno de los pases y hubo productores que recibieron directamente grandes pedidos de empresarios extranjeros. El mundo gourmet puso los ojos en Asturias durante unos días y la región consiguió colocar productos gourmet en todo el mundo.

El consejero de Medio Rural y Cohesión Territorial, Alejandro Calvo, se sumó a las celebraciones: “Tenemos que creérnoslo”. El consejero reiteró la voluntad del Principado de continuar por la senda de las ferias en el Calatrava. Una opción por la que lleva meses apostando la Cámara de Comercio. Alfredo García Quintana, concejal de Turismo y Hostelería, ahondaba en la misma idea: “Si pudimos organizar esto, podemos organizar cualquier cosa”.

En el Calatrava han competido 4.079 quesos. Los vendedores han puesto otro centenar a disposición del público. Nunca antes se habían juntado tantas variedades en la capital asturiana. Tras el certamen, el público –vecinos y turistas– se dedicó a la caza del producto. Este sábado hubo queseros que ni abrieron sus puestos: no les quedaba nada. Pese a la escasez de producto –hubo menos gente que los días anteriores– se vieron largas colas serpenteantes para acceder a un mercado mermado pero vivo. Estaba previsto que el festival cerrase a las 14.00 horas, pero el público y los productores estiraron el horario una hora más. “De allí no quería irse ni el tato”, sentenciaban por la tarde las organizadoras.

Silvia Pelaéz, ganadora del premio al Mejor Queso del Mundo: "Olavidia es nuestra pequeña gran joya"

Silvia Pelaéz, ganadora del premio al Mejor Queso del Mundo: "Olavidia es nuestra pequeña gran joya" VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Luisma Murias

Por la mañana, el productor murciano Eduardo Molina recogía sus bártulos cuando ya le quedaban solo dos piezas de un queso curado. El resto habían volado. Los productores del Cheese Market asentían de manera unánime: las ventas han sido un éxito. Las jornadas han sido “cansadas”, como reconocía Marta Fernández, de Ca’Sanchu, pero de números nadie se puede quejar. Lo corroboraba Ramón Coalla: ellos llevaron unas 300 piezas al festival y no volvieron ni las migas.

Algunas de las mejores piezas del concurso, donadas al Banco de Alimentos

Los quesos que compitieron en el World Cheese Awards, tras ser agujereados y cortados por los jueces, no estaban disponibles para la venta ni para el público. Solo podían contemplarse, ocupando toda la entrada del Calatrava. Algunos, los frescos, fueron envejeciendo y retirándose por parte de la organización. Pero otros, los grandes quesos de montaña y las piezas de curado de medio metro de diámetro permanecían casi intactas. Los trabajadores del Instituto del Queso fueron etiquetando todos aquellos que son aptos para el consumo a lo largo de la mañana de este sábado, mientras retiraban para su destrucción los quesos que no. Así lo explicaban Jokin Ayerregaray y Amaia Gurucelain, dos de los 140 trabajadores que el Instituto del Queso desplazó hasta Asturias durante los días que ha durado el festival. 

Las claves para elegir el mejor queso del mundo

Las claves para elegir el mejor queso del mundo Amor Domínguez

Todas esas grandes piezas de quesos inalcanzables para los visitantes, y condecorados con medallas, se donaron a la Cocina Económica y al Banco de Alimentos. Según estas instituciones, podrán llegar a la mesa de unas 15.000 personas. La organización asegura estar orgullosa de este final, dándole a la feria un broche solidario.

Durante la recogida y los últimos coletazos, otros productores –especialmente los más novatos– aprovecharon antes de que se cerrasen las puertas para recuperar las piezas que habían conseguido premio.

Por la mañana, tras hacer una pequeña cola para acceder al recinto, una niña se llevaba la mano a la nariz tras cruzar las puertas de cristal y entrar en la gran quesería del Calatrava. Los quesos ya se han ido, pero en Oviedo han quedado cosas. En los políticos las ganas de repetir; en las cajas de los productores, nuevos ingresos; en la ciudad, el impacto de una nueva actividad; y en el Calatrava, un olor que tardará en irse en unos días y la sensación de que puede ser algo más que un cascarón casi vacío.

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