La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crónicas del Conceyín

A tu perro, dale tira

Vecinos de La Corredoria reclaman espacios específicos en el barrio donde poder disfrutar de sus mascotas sin correa

Por la izquierda, Pablo Cabañas, Ángel Granda, Cristina Cañas, Jesús Cañas, Felipe F., Vanessa García, Cristina Elera y Ana Montes, con sus perros, ayer, en el parque de Tampa, en La Corredoria. | Cristina Velasco

Parque de Tampa, La Corredoria. Nueve de la mañana de un día cualquiera. Dos vecinos pasean a sus perros cuando la policía se acerca y les multa por llevarlos sueltos. No hay muchas objeciones porque la ordenanza es clara. Pero el parque está desierto y no hay en las cercanías un lugar específico para mascotas. “Entendemos que puede haber riesgo con niños de por medio, pero no molestábamos”, explican. A partir de ahí, nace en el barrio un movimiento de recogida de firmas para conseguir un espacio específico canino. Acumularon casi 700 y se les han hecho llegar al concejal de Parques y Jardines, Gerardo Antuña. “Está bastante abierto a hacer algo”, resume satisfecha Maite Orozco, presidenta de la asociación de vecinos San Juan.

En la actualidad, La Corredoria cuenta con un parque para perros. Pero según cuentan los demandantes tiene varias desventajas. Al no estar situado en un lugar céntrico obliga a muchos propietarios de mascotas a caminar un par de kilómetros para acceder a la zona; además, las verjas de seguridad son demasiado anchas para los canes pequeños y demasiado bajas para los más ágiles. Pensaron en Tampa porque se encuentra en una ubicación asequible desde todas las zonas del barrio, aunque en la petición al Ayuntamiento incluyeron otras tres áreas verdes.

La idea es proponer una zona de esparcimiento por cada punto cardinal, pero creen que va a resultar dificultoso debido al presupuesto y se conforman con dos: un espacio abierto delimitado por carteles en la zona de rutas cerca de la autopista y otro vallado en el parque. Tal y como declaran la petición no es muy exigente: “Nos sirve un recinto con más papeleras para tirar las heces, un par de bancos y cómo mucho una fuente para que podamos beber todos”.

El objetivo es la convivencia pacífica entre unos colectivos y otros. “Nos gustaría tener una zona para no molestar a nadie, en especial a quienes acuden junto a los más pequeños”, dice Vanessa García. Y añade: “Cada uno puede tener su sitio y así respetarnos mutuamente”. Coinciden en que no quieren sentirse discriminados y que su intención es cumplir la normativa pero que se preocupan por el bienestar de sus animales. Una cifra que va en aumento debido a la subida de población que está experimentando el conceyín. “Con nuestros perros contribuimos a la economía, abren veterinarios, se genera trabajo y pagamos impuestos con los productos destinados a su cuidado”, defienden.

La veterinaria Marta García argumenta que los beneficios de esta propuesta son muchos: “Cuanta más libertad, mejor. Las correas les impiden socializar de la misma manera, porque dependen de la actitud del dueño. Además, es una oportunidad para que sociabilicen y calmen el estrés. ¡Imagina que un ser humano estuviese atado todo el día!”. Además, añade, se trata de una excelente ocasión para crear vínculo entre los propietarios que se reúnen allí.

Compartir el artículo

stats