Maria Pop es la Directora del Instituto Cultural Rumano de Madrid, una de las 18 filiales que tiene repartidas por todo el mundo el Instituto Cultural Rumano, una institución que se ocupa de la promoción de la cultura rumana a través de sus manifestaciones artísticas en diferentes ámbitos. Pop acudió a Oviedo con motivo de la Muestra de Cine Rumano que se proyecta en el marco del ciclo RADAR.

-¿Cómo acaba el Instituto Cultural Rumano colaborando con RADAR?

-La verdad es que nos alegra mucho esta colaboración. La Muestra de Cine Rumano es uno de los proyectos centrales del instituto de Madrid: ha llegado ya a la edición número 11 en Madrid y Barcelona. Año tras año hemos ido añadiendo ciudades para hacer un recorrido más amplio de la muestra en España, y presentamos cada año lo mejor de la producción cinematográfica de nuestro país: hablamos de películas ganadoras de premios internacionales, películas dirigidas por algunos directores jóvenes, los exponentes de la llamada “Nueva ola del cine rumano” que ya se conoce muy bien, porque cada año ganan premios en los festivales internacionales. Como decía, este año hemos llegado a presentar la muestra en ocho ciudades en España. Y nos alegra muchísimo porque muchas de estas películas no llegan al circuito comercial, los festivales o la muestra son las únicas posibilidades para el público español de ver estas películas de excepcional calidad. 

-También es una oportunidad para la que la comunidad rumana en España vea su cine.

-Sí. Somos un millón de rumanos repartidos por España, que podemos a través de la muestra escuchar rumano en el cine y traer al entorno familiar al cine. Este ciclo trata además temas de la historia reciente de Rumanía, de años que muchos de los rumanos que residen aquí han vivido. Son experiencias que les reconectan con el pasado propio o el pasado de otros familiares. Es algo conocido o que han vivido por otras persona o por lo que le cuentan sus familiares.

-¿Están llegando estas películas a los cines comerciales?

-Como resultado de nuestros esfuerzos y de la promoción de los festiavales, algunas de estas películas han logrado entrar en la programación de algunos cines de España. Como “La Gomera” de Corneliu Porumboiu, que presentamos aquí en Oviedo y que este año se ha podido ver en los cines. También “Malmkrog” del fundador de la “Nueva ola” Cristi Puiu, una de las pelis incluidas en este ciclo, ganadora del Giraldillo de oro y del premio al mejor guion en Sevilla, y que ha sido recibido una obra maestra. 

-Aparte de Puiu, gran parte del público español empezó a interesarse de una manera más específica por el cine rumano con Mungiu y su “Cuatro meses, tres semanas y dos días”. 

-Exactamente. Es un grupo de cineastas jóvenes. Puiu es el fundador pero hay otros directores muy conocidos como Radu Muntean, Mungiu, Corneliu Porumboiu, Radu Jude… Son directores muy versátiles que proponen un cine simple, con pocos recursos, directo, con un corte realista y que trata temas inspirados sobre todo en la sociedad rumana, pero no solamente. Son cineastas que logran un éxito de crítica y también de público con estas propuestas. Por ejemplo, la película de Radu Muntean “Întregalde” ha sido seleccionada en la Quincena de los Realizadroes de Cannes. O “Babardeală cu buclucsau porno balamuc” de Jude (traducida aquí como “Un polvo desafortunado o porno loco”) ha ganado el Oso de Oro en Berlín,. El documental “Colectiv”, de Alexander Nanau fue nominado por la Acamemia de Cine de Hollywood en dos categorías para los premios Oscar, la primera vez que una película rumana llegaba a la final de los Oscars. Y “Blue Moon”, de Alina Grigore, ha ganado el máximo premio en San Sebastian, la Concha de Oro.

-En paralelo, el Festival de Cine de Gijón (FICX) proyecta varias películas rumanas y dedica un foco a Radu Jude.

-Si, un director que se reinventa cada vez en sus películas. La película con la que ha ganado el Oso de Oro es la propuesta rumana para los Oscars del próximo año. En RADAR proyectamos “Tipografic majuscul” (también conocida como “Uppercase Print”, y que se traduce como “La letra mayúscula”), que es una película casi teatral, un docudrama de teatro filmado, basado en el expediente de un adolescente de 16 años de la Securitate, la policía secreta rumana.

-¿Cómo hace el estado rumano para promocionar este pujante cine?

-Hay programas de apoyo al cine, pero creo que el éxito está más allá de los recursos, que son pocos muchas veces. Está en la idea, el talento y en el uso de medios novedosos que hacen estos cineastas. A veces con poco, con una propuesta estilística sencilla, se logra un cine directo y de gran impacto.

-¿Cómo acoge el público rumano estas películas, algunas cargadas con una crítica social importante?

-Creo que hay un gran amor por el cine en Rumanía, donde tenemos una gran tradición también de grandes cineastas más allá de esta “Nueva ola” que claramente bebe de esa tradición. El público apoya muchísimo este cine y llena las salas. Hay muchas películas buenas que todavía no logran salir más allá de las fronteras de Rumanía. Hay películas que tratan temas muy difíciles, críticas con la sociedad rumana, pero creo que eso pasa en todas las cinematografías y como en todas las artes hay necesidad de la libertad de expresión. Por suerte, en este momento en Rumanía tenemos además la posibilidad de tener también una multiplicidad de voces.

-¿En Rumanía hay políticas efectivas de defensa del cine nacional? ¿Hay doblaje?

-En Rumanía no hay doblaje. El cine se subtitula. Y creo que ese es además, uno de los factores que ayudan a que los rumanos hablemos varios idiomas, porque ayuda muchísimo escuchar el sonido y la musicalidad de los idiomas originales.