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Sandra De la Portilla Cantante de "Delaporte", actúan este sábado en FIVO

Sandra Delaporte: "El feminismo está empezando a surtir efecto, gracias, en parte, al capitalismo"

"La precariedad está reventando a nuestra generación, hay una especie de indefensión aprendida"

Sandra "Delaporte". Martina Hache

Sandra de La Portilla (Madrid, 1994) integra, junto a Sergio Salvi, "Delaporte", uno de los dúos con mayor proyección en el panorama nacional del electro-pop. Tras su disco del año pasado, "Las Montañas", y el proyecto "Tiranas" en el que se aliaron con voces de mujer (de Rozalén a Amaral), ahora acaban de publicar el EP "Abril", en el que se incluye uno de los temazos del año, "Droga dura". El trabajo, explica Sandra, es una celebración de la vida y la fiesta en tiempos pandémicos. Este sábado a las 22.15 horas estarán presentándolo en Oviedo, en el Teatro de Pumarín, en la clausura del II Festival Internacional de Videoclips de Oviedo (FIVO).

–Acaba de publicarse el EP "Abril" ¿Qué querían y cómo se lo ha tomado el público?

–Lo estamos viviendo con mucha emoción. Nos hemos dado cuenta de que ha gustado muchísimo, más de lo esperado. Ha reavivado esas ganas del directo, de volver al club a bailar, y todo el mundo está con la cabeza volada. Nos salió de la necesidad de hacer nuevos temas.

–Porque su disco del año pasado, "Las Montañas", les cayó en medio de la crisis sanitaria.

–Lo sacamos justo hace un año, cuando todo estaba todavía muy mal. Nos dimos cuenta de que no íbamos a poder sacar adelante el disco. Luego hicimos "Titanas", más acústico, con banda. Y ahora nos salieron de forma automática canciones nuevas para el directo, para bailar, más ligeras, no tan desas, orientadas a desfogarse y pasarlo bien.

–Siguen siendo un grupo de electrónica pero siguen introduciendo elementos acústicos.

–El hecho de incluir elementos orgánicos como una batería en un momento de una canción, o una guitarra no define un nuevo paso o supone un antes o después. Como estamos en constante evolución y cambio, nuestro sonido va mutando y va creciendo. Todos estos elementos se incluyen de forma muy natural, según nos pide la producción, también los recursos electrónicos. "Titanas" sí fue una revisión orgánica, con banda, pero fue más de cara a los artistas. Nosotros no vamos a dejar de hacer música electrónica, de club, y la que nos inspire.

–¿Es la electrónica el nuevo pop, el lenguaje musical más contemporáneo?

–Hay dos cosas. Por un lado está la música electrónica usada como recurso para sacar adelante el pop, el mainstream o el underground. Es un sonido que utiliza el reggaeton, el urbano, el pop. Todos ellos utilizan la producción electrónica como sonido. Pero por otro lado está la escena electrónica y de dónde viene. Esa es la cultura de club, de house, de techno, de ambient. Son géneros en sí mismos que a su vez han influido en otros. Desde ese punto de vista la electrónica es una manera de pensar, de vivir, de entender la fiesta. En España ha tenido sus fases, muy importantes, desde Ibiza a la ruta del bakalao. Todo eso, ahora, ha llegado a otros géneros como el pop pero también está generando un nuevo tipo escena que surge del underground, como Chico blanco o Rusowsky, productores que están mezclando todas esa tradición del club con el pop o lo urbano.

–En sus letras también hay un vínculo muy del aquí y ahora, generacional, de nativos digitales. ¿Hay una reflexión previa para llegar a esa temática?

–No pienso mucho sobre lo que quiero escribir, me limito a escribir del tirón, a vomitar las letras, de sacar todo lo que está ocurriendo dentro y en mi entorno. Eso va directo al papel. No medito por qué quiero hablar de eso, lo expulso, sin más. Es como cuando necesitas decirle que pare a una persona que te está haciendo daño, es una necesidad. O como cuando necesitas comer un kilo de verduras porque hace un año que no comes verde y tienes el intestino hecho un horror. Yo comunico lo que me quema y lo que me entusiasma y, sin querer, salen cosas del momento, de esta realidad virutal en la que vivimos. Yo paso bastante parte de mi vida metida ahí dentro y gran parte de esas relaciones sociales están ahí. En "Las Montañas" sí hubo un proceso de conciencia, una terapia y muchas lecturas, pero en "Abril" escribí sobre cosas más urgentes que me dolían y lo solté, sin ningún filtro.

–¿Qué piensa de su generación? ¿Cómo se ven y cómo ve a los que vienen detrás?

–Tenemos una cosa muy buena y otra terrible. Lo bueno es que, comparado con la generación de mis padres, cada vez tenemos un nivel de conciencia superior de cara a entender nuestra salud mental, para revisarnos. Creo que eso lo facilita también el estar en las redes sociales, debatir sobre essas cuestiones, y que es positivo. Creo que hay un nivel de conciencia mayor sobre ciertos problemas, y que ya era hora. Porque estamos en una sociedad en la que la ansiedad es el gran problema. Por suerte se está visibilizando y por suerte, también, el feminismo está empezando a surtir efecto. Me refiero a que cuando tú eras feminista en 1900 estabas en grupos muy reducidos, en espacios universitarios. Ahora, gracias al capitalismo en cierto sentido, porque el capitalismo no juzga lo que es bueno o malo, sino que explota lo que funciona al máximo nivel, el feminismo funciona. Y es positivo, sin perder de vista lo que es el capitalismo. Lo que espero es que la moral común siga adelante con estos movimientos.

–¿Y la parte terrible?

–Veo que las redes sociales son positivas pero generan más polarización y nos adormecen en cierto sentido. Se nos olvida que somos una generación que vive en una situación bastante precaria en la que no puedes acceder a un trabajo que te guste y que te lleva a la autoexplotación. Vivimsos persiguiendo ideales que no existen, consumiendo sin parar y sin pensar en las consecuencias. Seguimos compartiendo piso, pagando una cuenta de Netflix y estirando el dinero para hacer algún viaje. Es triste no pararte a pensar en ser libres y construir una vida. La precariedad está reventando a nuestra generación, hay una especie de indefensión aprendida.

–Vienen a un festival de videoclips. ¿Qué supone este género para "Delaporte?

–Ha sido una parte muy importante de nuestra carrera. Hemos cuidado mucho la imagen. El año pasado, con "Las Montañas", trabajamos con Eduardo Casanova. Ahora, para este EP, queríamos contar una historia, en formato cortometraje, con Martina Hache.

–Siempre han estado muy ligados a la moda. ¿Por qué les interesa?

–Es una manera más de expresar, es arte. No hablo de moda en el sentido fast-fashion y personas explotadas en Bangladesh. Eso no me gusta nada. Ese monstruo no me gusta. Pero sí la moda como expresión artística que utiliza tu cuerpo. Con eso sí me siento muy identificada.

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