A solo unos metros de la que fuese su casa, los históricos “Almacenes Guisasola”, Oviedo se concentró para despedir a Paco Guisasola. El empresario textil, fallecido el pasado viernes a los 86 años, dejó esposa, Margarita Campa, un hermano, tres hijos y seis nietos.

La basílica de San Juan se queda pequeña para dar el último adiós a Paco Guisasola

La “Catedral del Ensanche” se quedó pequeña durante el multitudinario funeral que tuvo lugar en la mañana de ayer. El sacerdote que ofició la ceremonia agradeció el cariño mostrado durante los últimos días a la familia Martínez-Guisasola. Ayer, muchos no encontraron asiento en la Basílica de San Juan y, otros, ni siquiera pudieron entrar el templo.

El empresario se hizo cargo de la empresa familiar, fundada por su abuelo, su padre y su tío, en 1972, tras el trágico accidente de tráfico en el que fallecieron sus padres. Tenía entonces 38 años. Ayer, entre los asistentes al funeral, había un buen número de antiguos empleados de la empresa de comercio textil al por mayor. Almacenes Guisasola cerró a principios del año 2010, cuando su dueño decidió que era hora de jubilarse.

Con él se apaga el recuerdo de una de las grandes instituciones comerciales del Oviedo del último medio siglo, de la posguerra a nuestros días.

Sus hijos definen a su padre como un buen hombre, recto, trabajador y muy cristiano. Sus visitas a la iglesia de San Juan El Real eran diarias. “Era el primero en llegar al local, daba igual dónde estuviese, cogía el coche y era él el que abría la persiana”, recuerdan.

En los últimos años, desde que echase el cierre a la empresa familiar, Paco Guisasola siguió disfrutando del deporte, otra de sus grandes pasiones desde niño. Jugaba habitualmente al golf hasta que la salud le obligó a parar hace un par de meses.

Como es tradición en la Basílica, la misa del próximo domingo se dedicará a su eterno descanso.