Baltasar Montaño (Puebla de Sancho Pérez, Badajoz, 1971) era un reputado periodista económico en la capital de España cuando echó cuentas y pensó que si la media de vida de un español eran 80 años, él no quería trabajar más allá de los 40. Así que a los 35 años empezó a trazar un plan de jubilación. 

De familia de agricultores, el mayor de siete hermanos, en la universidad compaginó los estudios con el trabajo en un bar y fue el sueldo de camarero el que le pagó el máster en periodismo económico que le permitió meter la cabeza en la profesión. Hizo ahorros, cuadró ingresos y hace cinco años que se ha convertido en un mochilero. Pero no uno al uso: en sus viajes es imprescindible descubrir la gastronomía del mundo, darse caprichos, probar cuantos deportes y aventuras se le pongan delante y alimentar culturalmente un espíritu universal. Ese plan y toda la aventura la cuenta en su libro “Sin billete de vuelta”, que presentará en Asturias, en el Club Prensa Asturiana, el martes, 15 de febrero, a las 19.00 horas.  

-“Sin billete de vuelta” no es un libro de viajes. ¿Qué diría que es?

 -Sí es un libro de viajes, pero también es un libro sobre cómo armar un pequeño atrevimiento, un cambio de modelo de vida para reubicarse en este mundo, sin más pretensiones que las de buscar una moderada porción de felicidad libre de ataduras y con los mimbres de una persona sencilla con ganas de gozar de su libertad y energía en el momento más idóneo, ni viejo ni joven sino todo lo contrario, sin tener que esperar al tradicional retiro de la jubilación. Y también es un compendio de aventuras, algunas extremas, y de los colores, olores, sabores y experiencias que nos regalan otras culturas más o menos lejanas.

-Periodista valorado y solicitado por los medios nacionales y decide cambiar de vida. ¿Qué le dijo la vida para que decidiera poner otro rumbo y jubilarse muy joven?

 -No hablé mucho con la vida en aquellos años. Trabajé duro en la hostelería para pagarme la carrera de periodista, me especialicé en economía y me fue muy bien y cuando tenía unos 35 años o por ahí empecé a pensar en cómo sería la vida sin tener que trabajar ni viajar siempre con billete de vuelta. En diez años armé un plan alternativo para vivir con mucho menos y poder dedicarme a lo que más me gusta. Y por ahora el plan funciona bastante bien.

El viajero, caminando por una ruta.

-Cuánto gasta, dónde engordó, sus amoríos, sus enganches y hasta los ritos iniciáticos. ¿Se ha dejado algo en el tintero?

-Viajo más o menos con un presupuesto de 1.500 euros al mes, sin estridencias de consumo pero sin estrecheces, con una mochila de 12 o 13 kilos a la espalda, viajo con lo básico y compro lo que necesito, soy un mochilero pequeñoburgués de 50 años con sencillas pretensiones. Engordé mucho en los meses de despedidas en España y adelgacé como un poseso navegando el Amazonas colgado de mi hamaca o en Bolivia subiendo seismiles. Algunos amoríos cayeron por el camino, también sufrí las despedidas. Al viajar con todo el tiempo del mundo y sin limitaciones me dejo inseminar por las culturas de los países que devoro y eso te regala aprendizajes inesperados y a la vez revienta muchas de tus certezas. En el tintero me queda todo, viajar por la África real, pensar en qué voy a hacer en el futuro, algo en lo que nunca pienso, y seguir en movimiento como hasta ahora por mucho que la apisonadora Covid se empeñe en contrariarme.

Viajo más o menos con un presupuesto de 1.500 euros al mes, sin estridencias de consumo pero sin estrecheces, con una mochila de 12 o 13 kilos a la espalda

-Lo suyo es casi un “reality” literario. Un periodista que se muestra “a calzón quitado”. ¿Le queda algo de periodista o ya es un exhibicionista? 

-Me queda mucho de periodista, es una deformación profesional y personal que espero no perder nunca. En el libro, como en la vida de viajero, me he desprendido de muchos filtros y grandes verdades, y por supuesto he reafirmado otras, pero he querido mostrarme casi desnudo, más o menos como suelo viajar. Y así creo que aparece reflejado en el libro.

-Baltasar Montaño siempre dijo que era un tío de pueblo, trabajador desde niño. ¿Al Balta Montaño de los 20 años le sorprendería en qué anda el Balta de los 50?

-No me puedo ni imaginar, ni por asomo, lo que el Baltasar de aquellos años pensaría del actual. Yo llegué a Madrid y me puse a trabajar a tope en un bar del distrito de Moncloa para costearme la universidad, fui un currante ejemplar tal y como me enseñaron mis padres, y busqué con fervor dedicarme al periodismo, profesión que me abrió la mente, me descubrió el amor por la cultura y los viajes y me empujó a buscar esa nueva vida de hedonista viajero.

Busqué con fervor dedicarme al periodismo, profesión que me abrió la mente, me descubrió el amor por la cultura y los viajes y me empujó a buscar esa nueva vida de hedonista viajera

-Describa la estructura financiera básica que le ha permitido este sueño.

-Invertir en una buena vivienda en el centro de Madrid y ahorrar mucho en los buenos años del periodismo, para entre una cosa y otra armarme una asignación mensual ajustada pero suficiente para vivir y viajar.

Baltasar Montaño, con practicando la pesca submarina en Centroamérica.

-¿Hasta cuándo se ve viajando?

-Tirando de tópicos, hasta que el cuerpo (el corazón y la mente) aguante. Viajar en libertad y sin responsabilidades, sin necesidad de volver, es adictivo. A mí me gusta el movimiento, lo impredecible, chupar la savia de otras gentes y culturas y dejar que su sirimiri me vaya moldeando. Todo eso es excitante, es casi como el alimento de la vida. Y el día que me canse, como Forrest Gump, paro y repienso mi vida

Lo que hice fue invertir en una buena vivienda en el centro de Madrid y ahorrar mucho en los buenos años del periodismo, para entre una cosa y otra armarme una asignación mensual ajustada pero suficiente

-¿No es muy chunga la logística de viajar “sin billete de vuelta”?

-Al principio requiere un poquito de esfuerzo, nada de miedo y cero aversión al cambio y lo desconocido. Después, más o menos, todo viene rodado. Avanzas de un país a otro con tu mochila y tus energías, compras lo necesario y prescindes de lo prescindible, que por muy obvio que parezca, a mucha gente le cuesta. Y cuando el cuerpo te lo pide vuelves a tu país a ver a los tuyos y paras para seguir avanzando.

-Háganos un plan para dejar de trabajar joven y hacerlo sin remordimientos. 

-No tengo plan para eso. Quizá no haya que dejar de trabajar, pero sí es recomendable hacer un parón a mitad de vida para revisar el modelo que tenemos, salirse de la zona de confort por unos meses y desde el gran angular de la distancia razonable replantear nuestras certezas para, en la mayoría de los casos, darnos cuenta de que nuestra vida está bien y nos gusta y queremos seguir en ella. Y a los que decidan cambiar les recomiendo que den el salto sin pensar en tensar la red de caída.

A quien le guste viajar le recomiendo ir siempre a países poco trillados y hacerlo con tiempo, que arañen todos los días que puedan para viajar y nunca con planes prefijados y paquetes ad hoc

-Píntenos una ruta por el mundo ideal: dónde empezar, por dónde seguir y a dónde llegar. 

-Si les gusta viajar, ir siempre a países poco trillados y hacerlo con tiempo, que arañen todos los días que puedan para viajar y nunca con planes prefijados y paquetes ad hoc, que pregunten mucho, coman y beban y hagan siempre lo que hacen los locales, y por unos días se olviden de sus referencias. Hay que viajar ligero de equipaje y dejar los anclajes en casa.

Balta Montaño, dispuesto a saltar en parapente.

-Y ahora me dirá, como dicen los mayores, que “mucho viajar por el mundo pero seguro que no conoce Asturias”

-Conozco muy bien Asturias, hasta que dejé España vine muchas veces, la disfruté y engordé los kilos que con ella corresponden. Y ahora con el Covid más aún porque con la pequeña camper y la bici que me compré para entretenerme en la Península Ibérica ya me he vuelto a dar unos buenos paseos por esta maravillosa tierra. 

Conozco muy bien Asturias, hasta que dejé España vine muchas veces, la disfruté y engordé los kilos que con ella corresponden

-Su libro destila atracción por la aventura, que le encantan los vinos, la literatura y la música. ¿Me dejo algo? 

-Sobre todo me gusta la gente. Por supuesto, la música, el cine, la literatura, la cocina, los vinos y millones de cosas más que nos ofrecen otros países más o menos diferentes al nuestro, pero lo que más me atrae son las gentes, sus olores, los colores de su piel, sus formas de vivir y de pensar y sus sonrisas. La sonrisa de Vietnam, la de Laos, la de Bolivia, la de la Amazonia, la de la Patagonia, la del Altiplano, la del Myanmar oprimido, la de …… bueno mejor paro ya. Todas están recogidas en el libro. 

Nunca pienso en mi futuro, pero obviamente me veo sin pensión, viviendo tranquilamente en un sitio con mar (amo la navegación y soy patrón de barco), que quizá no esté en España

-A los 65 años se ve… dónde y haciendo qué.

-Nunca pienso en mi futuro, pero obviamente me veo sin pensión, viviendo tranquilamente en un sitio con mar (amo la navegación y soy patrón de barco), que quizá no esté en España. Estaré escribiendo y leyendo mucho, entretenido con mis deportes, comiendo y bebiendo bien y quizá haciendo mi propio vino, pero quién sabe, queda tanto por descubrir. Será el viaje el que moldee mis decisiones de futuro.