Música contra la barbarie. El ciclo “Conciertos del Auditorio”, organizado por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento Oviedo, reunió anoche, sobre las tablas del auditorio Príncipe Felipe, a la orquesta Oviedo Filarmonía y a los solistas Michael Barenboim (violín) y Amihai Grosz (viola), todos ellos bajo la batuta del titular de la OFIL, Lucas Macías. Pero el mayor reconocimiento, en forma de una atronadora salva de aplausos, recayó sobre la violonchelista ucraniana Svetlana Manakova, ausente debido a que su familia está sufriendo el acoso del ejército de Vladimir Putin en una localidad próxima a Odesa. El propio Macías se dirigió al público para explicar esta circunstancia antes de que dos violinistas rusos (Marina Gurdzhiya y Yuri Pisareuvski) extendiesen la bandera de Ucrania sobre su asiento vacío. Un emotivo gesto de paz en medio de la atroz invasión que conmueve al mundo.

El programa presentaba, sin pausa, dos partes bien diferenciadas dedicadas a dos de los mejores compositores de la Historia (Mozart y Beethoven), lo que propició que se rozase el lleno. La primera de ellas estuvo dedicada a la “Sinfonía Concertante para violín y viola en mi bemol mayor” de Mozart. A lo largo de sus tres movimientos, la OFIL arroparía con acierto a los solistas de la velada musical (M. Barenboim y Grosz) que exhibieron su elevado nivel técnico y lucieron una extraordinaria compenetración. Ante los insistentes aplausos, ofrecieron como propina la pieza “Idylle”, de Charles Koechlin.

La segunda mitad estuvo reservada a la “Sinfonía número cinco” de Beethoven, con un sonido especialmente cuidado y unas dinámicas hábilmente trazadas. Algo menos de hora y media donde la Oviedo Filarmonía brilló con luz propia y demostró la solidez y la evolución que está viviendo de mano de Macías. Con la mente siempre puesta en el sufrimiento de Ucrania.