La emblemática calle Gascona de Oviedo recompensó este sábado con toneladas de cariño a su “chico para todo”. Los vecinos de los portales 2 y 4 y varios hosteleros de la zona brindaron una fiesta sorpresa con motivo de su jubilación a José Manuel García, histórico portero que durante 30 años se ganó la fama de “eterno disponible”, así como el “pegamento indispensable” para garantizar una buena convivencia entre los negocios y los vecinos de la zona.
“Sois mi familia”, dijo entre lágrimas de emoción García al enfocar el comedor de la planta baja de la sidrería La Noceda, donde unos 60 vecinos aguardaban con las luces apagadas y música de agradecimiento al que fuera su padre, hijo, hermano y mejor amigo durante tres décadas largas. “No me lo merezco, pero me han llenado de ilusión, hoy es un día muy grande para mí”, comentaba el trabajador de la comunidad entre fuertes abrazos robados en forma de agradecimiento por una trayectoria que oficialmente tocará a su fin el martes.
José Manuel García abandonó la localidad valdesana de Los Corros en 1991 en busca de un futuro mejor para su familia. “No tenía formación y estaba cansado de trabajar como un burro en la madera y por ahí”, relata sobre los motivos que le llevaron a probar suerte en la capital del Principado. “Pedí trabajo como portero y tuve la gran suerte de caer en una calle que, a día de hoy, es mi casa”, explicó un hombre que, a sus 65 años y a pesar de vivir en la avenida del Mar, pasó media vida en Gascona. “A mi casa iba a dormir y a veces ni eso”, relata.
Su generosa dedicación y entrega durante años llevó a cinco vecinas, Ana Menéndez, Neli Gutiérrez, Yayo Cristóbal, Susana García y Yolanda González a ponerse manos a la obra. “Un día charlamos y decidimos organizar un homenaje”, rememora Ana Menéndez, que junto a sus vecinas logró reunir aportaciones de 120 vecinos y varios hosteleros para un regalo de jubilación especial. “Además del clásico reloj, le regalamos un viaje a Roma”, desvelan las organizadoras. José, que tiene “un don para solucionar problemas”, según sus vecinas, irá a Italia con Isabel Díaz, su esposa, a la que besó apasionadamente en un arrebato de felicidad durante el homenaje. Desde ahora, la responsabilidad de la portería será para ella. “Al final queda todo en casa”, celebran los vecinos al saber que José, su “portero imprescindible”, seguirá cerca, aunque sea a través de su mujer, haciéndoles la vida más fácil.
