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Fiorella Faltoyano: “Mi libro nace de la pasión por las personas”

La actriz debuta con su primera obra literaria, después de la publicación de sus memorias: “No sé dónde me he metido”

Fiorella Faltoyano. | Valentina Ciuca

Fiorella Faltoyano se ha pasado la vida destripando textos y palabras para interpretar sus personajes con la mayor fidelidad posible, tal como ella asegura. Ahora, es la actriz quien maneja los hilos que mueven a la gente e inventa finales para las historias con las que se topa en su rutina. “El ojo de la cerradura”, su debut literario, es buen ejemplo de ello: 16 relatos diferentes con el nexo común de los cambios y eventos que llevan al individuo a enfrentarse con sí mismo. Esta actriz de la Transición, que compartió cámara con José Sacristán –quien presentó su libro en Madrid– y estuvo bajo las órdenes de Garci en más de una ocasión, como en el caso de “Asignatura pendiente”, ha saltado también a la palestra de las letras.

En 2014 fueron sus memorias, “Asignatura aprobada”; ayer presentó en la librería Cervantes su primera obra de historias ajenas desde esa perspectiva de descubrir, como observador secreto, aquello que mueve el mundo. “Mi libro nace de la pasión por las personas”, aseguraba la malagueña, que está en busca de la “realidad que hay detrás de las fachadas”.

Oviedo acogió a la recién estrenada escritora de buen gusto, como no podría ser de otra manera para quien fue Visitación en la serie de “La Regenta”, y ahora veranea en Asturias, junto a su marido el cineasta Fernando Méndez-Leite, lugar que se ha convertido en su paraíso particular. Estuvo arropada por las palabras del catedrático de literatura Álvaro Ruiz de la Peña, quien comparó su análisis de la realidad con el que hacía Ignacio Aldecoa allá por los 60: “Son relatos en los que se reconstruyen vidas particulares, microhistorias humanas que se mueven alrededor de una sociedad del consumo y la rapidez”. Ella incrédula ante tanta alabanza, dicharachera y disfrutando de la veteranía que le dan los 72, aseguró que tras toda una trayectoria ya era momento de hacer una locura semejante: “Soy muy feliz escribiendo pero cuando escucho a las personas hablar de la trascendencia que ha cobrado pienso: no sé dónde me he metido”.

La aventura empezó con la inspiración en el metro, que llevó a Faltoyano a redactar una historia; historia que durante un tiempo acabó guardada en un cajón. Pero las musas volvieron y son insaciables. “Comencé a escribir un relato, otro y otro... Hasta que me di cuenta de que podría sacarlos todos. Se los di a leer a mi marido, que es muy crítico, y me dijo que estaban muy bien”, cuenta. Y hasta aquí, hasta donde la vida le lleva, dice con alegría, una vida que cuando mira hacia atrás le hace sentir muy feliz: “he tenido la suerte de dedicarme a lo que me gusta, en una profesión en la que te aplauden por ello”.

Hay una parte de ella en todos sus relatos, como es inevitable en la literatura, asegura. Aunque son personajes variopintos, con edades, fisionomías y deseos distintos, la conexión está ahí, esa alma desnuda que muestra el agujero de una cerradura. “Es la parte más íntima, esa que invita al espectador a la curiosidad”, explica, una intimidad que se contrapone con la figura del espejo que utiliza con todos sus protagonistas: “Es donde intentamos reconocernos y mirarnos a nosotros mismos”.

–¿A quién miraría tras esa cerradura?

–Ahora mismo a Putin.

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