Luis Tejuca, el que fuera presidente de Hunosa entre 1996 y 2004, era ayer uno de los invitados estrella de una reunión de antiguos alumnos de la Escuela de Ingenieros de Minas de Oviedo. Pertenecían a la promoción de 1970, es decir, que salieron con el título bajo el brazo hace ahora cincuenta y dos años del histórico edificio de la calle Independencia. Ahora vuelven al inmueble con miedo a que sea la última vez. “Es injusto”, asegura Tejuca en alusión al posible traslado de estos estudios a 20 kilómetros de distancia, al campus de Barredo (en Mieres). El antiguo líder de la hullera estatal era el delegado de aquella promoción de alumnos a la que también pertenecía, entre otros, el exalcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, que no acudió al encuentro. La voz en la reunión fue unánime: “El traslado a Mieres es una equivocación”.

Pese a que hubo alguna que otra falta estaban “casi el 70% de aquella promoción, la mayoría tenemos ya una edad, yo 77 y la media es de 78, así que niños no hay”, bromeaba Tejuca en la sala de juntas de la Escuela. “Lo importante no es la edad física, es la mental”, apuntaba el director del centro, Francisco Javier Iglesias.

Tejuca no solo fue alumno, también fue profesor en la Escuela durante la década de los noventa. E insiste en la diversidad de profesionales que estudiaron en el centro. “De aquí salieron ingenieros que se dedicaron a la energía, a la metalurgia, a la siderurgia... Todas las centrales térmicas, incluidas las hidráulicas, daban empleo a los ingenieros de minas, por lo que decir que esta escuela es solo de minería es de ser un ignorante”. Y apuntó: “En nuestra promoción solo el 15% se dedicó a la minería; el 40% lo hizo a energía; un 33% a metalurgia; y como un 10% al tema de los sondeos”. “Los estudios van de capa caída porque están sujetos a otro tipo de parámetros”, apunta Benjamín Fernández, otro de los ingenieros de aquella promoción. José Pedro Sancho, Catedrático de Metalurgia, y miembro de aquella hornada agrega que “esto podría resucitarse, pero para eso sería necesario que el rectorado pusiera dinero y que el sistema docente se reconvirtiera en algo más serio de lo que es”.

A todo esto, Tejuca agregó que el rector de la Universidad, Ignacio Villaverde, “se ha equivocado, tanto él como su consejo social, al que yo pertenecí durante muchos años”. También criticó la, a su juicio, alta politización del consejo social de la universidad. Y prevé un futuro negro para la Escuela: “Va a desaparecer y, al final, va a sufrir el propio centro, la ciudad, Asturias y la propia universidad”.

No les convence a estos antiguos estudiantes la excusa de la falta de espacio en las instalaciones universitarias. “Hace 25 años se hizo un estudio que decía que había 40.000 alumnos, ahora se dice que hay 25.000, pero antes no protestaba nadie, pero ahora sí que hay problemas. A mí me lo van a tener que explicar muy bien”, señala Tejuca.

El PSOE replica a Mario Arias que el Principado se está “volcando con Oviedo”

El portavoz del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Oviedo, Wenceslao López, acusó ayer el gobierno local, con su alcalde Alfredo Canteli “al frente”, de dedicarse permanentemente a “confrontar con la oposición, a negarse a todas sus propuestas, a ocultar información, a insultar al Rector y a la Universidad de Oviedo y a atacar al Gobierno del Principado, mientras que este se vuelca en ayudar a la ciudad”. López salía de esta forma al paso de las declaraciones del segundo teniente de alcalde, Mario Arias, que había responsabilizado directamente al Principado y a su presidente, Adrián Barbón, de quitarle la Escuela de Minas a Oviedo. Esas valoraciones, entiende Wenceslao López, demuestran que “estamos gobernados por unos simples pandilleros, como dice su jefa madrileña (en alusión a Isabel Díaz Ayuso)”. Y agrega: “Por eso no nos sorprende nada que el concejal de Relaciones Institucionales (Mario Arias) se dedique a atacar a los demás en lugar de a defender la continuidad de los estudios de Minas en la ciudad. Esa ha sido la forma del equipo de gobierno en todo este asunto y en otros muchos: sectarismo y pataleos, con mucho ruido para ocultar su incapacidad”. Con esa base, Wenceslao López cuestionó: “¿Ha pedido alguna reunión el alcalde al Rector? ¿Ha planteado alguna alternativa? La respuesta la sabemos todos. Ahora que el asunto se le ha ido de las manos y se sumará a la larga lista de fracasos de su mandato, el señor Canteli saca a su camorrista oficial a hacer ruido”. Y agregó: “Las relaciones entre Ayuntamiento y Universidad no pueden moverse en los términos de cruzada”.