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Valeria Zorina | Violinista, actúa esta tarde (19.45 horas) en el Filarmónica

“El Filarmónica es un lugar emblemático: aquí tocaron los grandes, como Rachmaninov”

“En mi familia hay cuatro nacionalidades, como en muchas de la URSS, y lo pasamos mal con la guerra”

La violinista Valeria Zorina, en una imagen promocional.

La violinista Valeria Zorina, profesora del Centro Superior de Enseñanza Musical Katarina Gurska de Madrid, protagoniza esta tarde (19.45 horas) el nuevo concierto de abono de la Sociedad Filarmónica de Oviedo. Zorina se subirá a las tablas del teatro Filarmónica acompañada por el pianista Brenno Ambrosini, para interpretar un programa que incluye obras de Ysayë, Mendelssohn y Brahms.

–Acude al Filarmónica con un programa muy variado.

–Hemos intentado que haya mucho contraste entre las obras, el mayor posible. El “Poema elegíaco” de Ysayë, con el que abrimos el concierto, es para mí y para mi pianista una obra muy especial. Es una obra muy exigente técnicamente, requiere mucho virtuosismo. Luego tocamos la “Sonata para violín y piano en fa menor” de Mendelssohn, que contrasta mucho. La compuso muy joven, con 14 o 15 años, en los inicios de toda su creación. Ya se percibe esa composición lineal que atraviesa toda su composición, aunque la forma no es tan rígida, es fresca y juvenil. Y acabamos con Brahms, al que adoro y que trato de incluir siempre en mis conciertos. Cuando puedo tocar Brahms, lo toco. Interpretaremos la “Sonata para violín y piano número 3”, y elegimos esta pieza porque en un concierto anterior habíamos tocado la “número 1” para la Sociedad Filarmónica: tendremos que volver para tocar la “número 2”.

–¿Qué supone para usted tocar de nuevo para esta entidad y además en el Filarmónica?

–Para mí es un sitio muy querido porque tenía una relación muy cariñosa con su anterior presidente, Jaime Álvarez-Buylla, y su esposa. Pero además es muy emblemático, por aquí han pasado grandes artistas de todo el mundo, empezando por Rachmaninov.

–Además de intérprete ejerce usted como profesora, ¿cómo ve el nivel de los violinistas españoles?

–España tiene un nivel alto, ha experimentado un cambio tremendo en los últimos 20 o 25 años. No tiene nada que ver. Además, hay muchos jóvenes interesados por hacer carrera en la música, y hay algunos muy buenos, yo los veo en Madrid, en el conservatorio.

–Usted es natural de Moldavia y tiene vínculos familiares con Ucrania. ¿Cómo está viviendo la situación en Ucrania?

–Es un tema denso y muy muy complejo. Cualquier persona de la antigua URSS, porque yo nací en la URSS, tiene en su familia miembros de diferentes nacionalidades: moldavos, ucranios, rusos, judíos, kazajos... Hay una mezcla de naciones y lenguas en cada familia. En la mía hay cuatro nacionalidades mezcladas. Y eso nos pasa a muchos: no hay una familia solo rusa o solo ucraniana, sino que hay mezcla de nacionalidades. Por eso nos toca muy de cerca a todos. Y lo que veo es que no hay una sola verdad, y eso hay que tenerlo en cuenta: dependiendo de dónde está viviendo uno tiene su verdad, y no es la misma en Kiev que en el Donbás, en Moldavia o en la frontera de Rusia con Ucrania. No es un tema sencillo. La gente está sufriendo, y en muchas familias lo estamos pasando mal.

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