La familia y los amigos de Jaime Guisasola Masaveu despidieron ayer al joven, fallecido días atrás a los 38 años de edad, a consecuencia de una larga enfermedad, en un emotivo funeral oficiado en la iglesia de la Fundación Masaveu.

Jaime Guisasola Masaveu era hijo de Alicia Castro Masaveu, que fue Diputada por Asturias en el Congreso de los Diputados y primera Teniente de Alcalde de Oviedo, y de José María Álvarez Guisasola, fallecido en septiembre del año pasado. Jaime Guisasola Masaveu deja viuda, Victoria Alonso, y dos hijos, Greta y Beltrán.

La familia del joven estuvo arropada durante el funeral por una multitud que llenó la iglesia de la Fundación Masaveu, de tal forma que muchos de los asistentes tuvieron que seguir la misa de pie. Entre los numerosos asistentes estaban el empresario Fernando Masaveu (primo de Alicia Castro Masaveu) y su esposa, Carolina Compostizo; el director general del Grupo Masaveu, José Luis San Agustín; el científico Carlos López-Otín; el presidente de la Fundación Ópera de Oviedo, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero; la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo; el exalcalde de Oviedo Antonio Masip; el expresidente del Partido Popular de Asturias, Isidro Fernández Rozada; el director emérito de la Fundación EDP, Nicanor Fernández; el director del Museo de Bellas Artes de Asturias, Alfonso Palacio; el presidente del Club de Tenis de Oviedo, Antonio Retana; los arquitectos Román Villasana y Felipe Díaz de Miranda; el artista plástico Hugo Fontela y su esposa, la fotógrafa y artista plástica Carmen Figaredo; el expresidente del Colegio de Médicos, Alejandro Braña; el abogado Agustín Azparren; o el empresario Moisés Álvarez del Valle, entre otros.

Jaime Guisasola Masaveu.

“Era un joven lleno de vitalidad y alegría”, le describió Belarmino Posada, director del colegio Fundación Masaveu, que ofició el funeral. Mostrando en todo momento mucha sensibilidad y una gran cercanía con la familia, el sacerdote destacó cómo Jaime Guisasola Masaveu “logró hacerlo todo” y alcanzar una vida plena en su juventud, y pidió a los presentes que aprendiesen de su ejemplo y que “viviesen a tope cada uno de los 1.440 minutos que se nos ofrecen cada día, y darle a la vida pleno sentido, que lo tiene cuando tenemos en cuenta a los otros”. Por eso mismo, el sacerdote insistió en que es preciso “recuperar esa gracia de vivir que Jaime tenía”.

Posada cerró el funeral con un poema de David Harkins, que invita a afrontar el duelo con esperanza: “Puedes llorar porque se ha ido, / o puedes sonreír porque ha vivido. / Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva / o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado...”.