Entre lágrimas y con numerosas muestras de afecto por parte de sus empleados. Así se desarrolló ayer el funeral de Ramón Gamonal, el célebre hostelero del barrio de La Florida, donde regentaba dos establecimientos: el Pichote y el Café la Tierra. "Se nos ha ido un grande", coincidían los empleados de Gamonal, profesionales como Carlos Bengoa que, entre lágrimas, señalaba al finado como "la cabeza del negocio".

Las cenizas de Ramón Gamonal fueron recibidas al mediodía de ayer en la iglesia parroquial de San Melchor de Quirós, en la que se congregaron un gran número de familiares, amigos, vecinos, empleados y antiguos empleados. Una pequeña multitud que constataba el aprecio que Gamonal despertaba entre todos aquellos que alguna vez trabajaron en sus establecimientos. "Era muy bueno con todos los empleados, siempre nos ayudó hasta el final con todos los problemas", señalaba Noemí Méndez, que como otros muchos de sus compañeros afirmaba que "lo vamos a echar muchísimo en falta". Ramón Gamonal falleció el domingo, a los 61 años, a causa de un infarto, cuando estaba disfrutando de unos días de descanso con su mujer en su casa de Tineo. Oriundo de la localidad cántabra de Potes, Gamonal abrió primero, al instalarse en Oviedo, una tienda de muebles en la calle Asturias. No tardó en reorientarse hacia su auténtica pasión, la cocina, abriendo primero un establecimiento en el Cristo, el Patatín Patatán. Pero sería en el barrio de La Florida donde Gamonal daría realmente en el clavo, primero con un establecimiento que funcionaba como carnicería y sidrería y después con el Café de la Tierra.

Con los años, Gamonal fue ampliando el negocio, añadiendo locales colindantes, hasta abrir la Sidrería Pichote, que ganó popularidad en 2017 al alzarse con el premio al mejor cachopo. Aunque encaraba los últimos años hacia su jubilación, Gamonal ya trabajaba en un nuevo negocio: un establecimiento de comida a domicilio que pretendía abrir en el centro.