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La segunda vida de Almacenes Guisasola

Alquilan el bajo del histórico negocio textil de Melquiades Álvarez cerrado en 2010 para abrir un restaurante oriental de 1.100 metros cuadrados

Aspecto actual del local en el que se ubicó Almacenes Guisasola hasta su cierre en 2010. | Luisma Murias

Doce años después de bajar la persiana por última vez, el que fuera uno de los negocios más conocidos y prósperos de la céntrica calle Melquiades Álvarez se prepara para reabrir sus puertas buscando un hueco destacado en la gastronomía local. El local de 1.100 metros cuadrados que albergó Almacenes Guisasola hasta el año 2010 acaba de ser alquilado por un inversor que pretende convertirlo en un gran restaurante de comida oriental. El objetivo de este emprendedor es transformar el bajo, que se prolonga hasta la calle Campoamor, junto a la basílica de San Juan el Real, en un referente de un tipo de comida que cada vez cuenta con un mayor número de adeptos.

El alquiler se produce apenas ocho meses después del fallecimiento de Francisco Martínez-Guisasola, más conocido como Paco Guisasola y último titular del negocio textil, cuyas puertas se abrieron por primera vez en diciembre de 1940, en plena posguerra, como tienda de ultramarinos por parte de su abuelo, su padre, Francisco y su tío José. Paco cogió las riendas del negocio en 1972 tras la muerte en accidente de tráfico de sus padres y se mantuvo al frente hasta el cese definitivo de actividad cuando decidió jubilarse al alcanzar los 75 años.

Desde entonces, la imagen de la fachada de Almacenes Guisasola ha permanecido invariable. En 2020 trascendió que la propiedad tenía puesto a la venta el local por 5,3 millones de euros. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando ha aparecido un inversor dispuesto a devolverle la vida con una actividad económica muy distinta a la que llevó a la familia de MartínezGuisasola y que llegó a contar con una plantilla compuesta por 40 empleados en los años de vacas gordas del comercio local, en torno al tercer cuarto del siglo pasado.

Según ha podido saber este periódico, los nuevos titulares del establecimiento han solicitado ya los permisos municipales pertinentes con la intención de poder acometer las obras para acondicionar el local y abrir las puertas del nuevo restaurante en los próximos meses. Una noticia que ya se empezaba a comentar en la zona en los últimos tiempos y que es bien acogida por los comercios y negocios cercanos. "Al menos hay gente todavía dispuesta a invertir y eso es bueno para la zona", comentaba una tendera cercana, quien ve en la nueva apuesta empresarial para el local un ejemplo más del giro que está dando la economía ovetense, antaño más dominada por el comercio, hacia una mayor oferta turística y gastronómica.

Otras fuentes cercanas a la operación apuntan a que detrás de la inversión hay empresarios de origen oriental que cuentan con más apuestas empresariales exitosas en la ciudad, aunque de momento están llevando con cautela los trámites para la nueva apertura, al encontrarse algunos permisos todavía pendientes de recibir el visto bueno municipal. Si bien todavía es pronto, se prevé que el nuevo establecimiento hostelero genere varias decenas de puestos de trabajo fijos, a los que habría que añadir un importante volumen de compras a proveedores de materias primas indispensables para desarrollar su oferta gastronómica.

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