La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Purpurina y confeti en San Mateo

«Nancys Rubias», «La Casa Azul» y «Fangoria» ponen a bailar a 2.000 personas en la noche mateína

38

«Nancys rubias», «La Casa Azul» y «Fangoria» ponen a bailar a San Mateo

La fiesta de la purpurina y el confeti. Así se resume lo que se vivió ayer en el recinto de conciertos de San Mateo en La Eria. Los que estuvieron, lo recordarán, los que no, querrían haber estado. Pese a los retrasos mereció la pena bailar entre el papel de seda lanzado por los cañones que había dispuesto el equipo de «La Casa azul» y disfrutar de una sesión de música de esas que crees que no te sabes los temas pero que al final cantas de la primera a la última sin darte cuenta. Pasó durante toda la noche.

Mario Vaquerizo, al frente de «Nancys Rubias», anoche sobre el escenario de La Ería. | F. Rodríguez

Los primeros en subirse al escenario, tarde, fueron «Nancys Rubias». Mario Vaquerizo, su hermana Marta y compañía, demostraron que tampoco hace falta saber tocar un instrumento, ni siquiera cantar, para poner a bailar al público. Sirva la frase de Vaquerizo al empezar el concierto para imaginarse el resto: «Es un placer volver a casa después del año que viene. Viva San Lorenzo». Daba igual. Cuando sonaba «El rey del Glam» (Alaska y Dinarama) , «Mi vida rosa» (Romeos) o «Causa y efecto» (Paulina Rubio), no importaba que una guitarra Grestch de 3.500 euros solo sirviese para dar un "La" eterno y mal puesto o que la batería poco tuviese que ver con lo que sonaba. El público es soberano y bailaba.

Luego llegaron los músicos de «La Casa Azul», un grupo que lleva más de veinte años experimentando con la música y haciendo canciones como «Revolución sexual» que es parte de la historia de la música de este país. Guille, que es un tipo tímido, empezó con sus clásicas gafas para taparse la cara pero no le duraron más de media docena de canciones. Abrió con lo último que ha salido de su cabeza, «No hay futuro», esa canción lanzada hace unos meses que parece pesimista pero que no es más que un canto a ese lugar en el que encontrar la luz.

Guille reconoció sus ganas de tocar en Oviedo, una plaza en la que nunca habían estado. «Estamos muy felices de estar aquí, hace mucho tiempo que vinimos a Gijón, aunque no quiero saber nada de polémicas, y teníamos desde hace tiempo la cuenta atrás para estar en Oviedo». «La Casa Azul» desplegó sonido, efectos y canciones que pusieron al público en el punto justo de la fiesta, en ese momento que todo el mundo baila y le da igual lo que esté pasando a su alrededor porque lo más importante es disfrutar de lo que suena.

Luego llegó «Fangoria», pasadas las doce menos cuarto de la noche. Los jóvenes que ahora tiene alrededor de quince años creen que Alaska no es más que la mujer de Mario Vaquerizo. Ayer, Olvido Gara hizo gala de muchos años de escenario y volvió a poner a La Ería en pie con un repertorio que es más que un clásico. Eso sí, se quedó sin cantar dos canciones porque se le agotó el tiempo ya que Vaquerizo había salido al escenario demasiado tarde.

Compartir el artículo

stats