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La mar de Oviedo

Otoño

Nos llega la astenia otoñal, el torbellino de hojas muertas, el gris, la ceniza, las tinieblas de escarcha, lánguidas y monótonas. El otoño, previenen los médicos, alterará nuestros biorritmos, traerá tristeza, apatía, decaimiento, dificultades para conciliar el sueño, catarros, gastroenteritis, faringitis, bronquitis, pulmonías, asma, gripe, flojeras, pesadez de ánimo, falta de apetito, baja energía, poca concentración, inhibición de la libido, irritabilidad, ansiedad... Cólera, odio y escalofríos, barruntan los lunáticos. Y el refranero recuerda que calenturas otoñales o muy largas o mortales. Las hojas que caen envejecen las ramas, las flores se vuelven cuervos, se pasma de pobreza el amanecer, las olas revientan las caracolas, huele a carroña, la savia se coagula y los cipreses dudan de Dios. Así las cosas, será porque me gusta el riesgo, será porque fui concebido en esta época, yo revivo en otoño.

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