Canteli y Barbón se deben un café. Un café para hablar de la fábrica de La Vega; para que el alcalde de Oviedo le enseñe al presidente del Principado esos dibujos con sus ideas para el solar; para que el socialista le diga que muy bien, que ellos también pueden aportar tales o cuales cuestiones y para que lo empaqueten bonito en un powerpoint. Eso se lo llevan al Ministerio de Defensa, que también rema a favor, y ya la maquinaria puede empezar a rodar para satisfacer el clamor ovetense y ganar muchos metros para la ciudad.

Lo de resolverlo con un café es idea de Canteli. No quiere las rigideces de las reuniones oficiales ni los despachos, que para eso Barbón es “mi amigo Adrián”; el Alcalde confía tanto en su persuasión como poco en la burocracia, acostumbrado él a la política del “hágase” en el Centro Asturiano, cuando una baldosa no le duraba suelta ni media hora.

El cafetín de Canteli y Barbón

Por añadir al Principado, por querer llevarlo todo bien atado a Madrid, el calendario se le ha complicado a Canteli. Porque entenderse entre políticos, entre partidos de diferentes colores, entre intereses divergentes es más laborioso de lo que él pensaba, por eso, se está retrasando un poco todo. Pero como ni Adrián ni Alfredo quieren guerra –ya se vio cuando el Presupuesto regional pensó al fin en Oviedo– la voluntad es entenderse. Ya se ha escuchado al Principado comprometer colaboración leal respecto a La Vega y como el Alcalde quiere resolverlo con ese café, ya solo queda fijar cuándo.

Para que nadie dé el brazo a torcer –hay que guardar las formas ante la hinchada– aún hay terrazas abiertas en el Rosal o el Fontán, por eso de buscar una a medio camino entre el Ayuntamiento y la sede de Presidencia, en Suárez de la Riva. Avisen para la foto y lleven paraguas y algo de abrigo. Lo de pagar no será problema porque Canteli ya aprendió que hay que llevar monedas en el bolsillo porque todo el mundo quiere un café con él. Pero no se duerman, que cada semana se revisan las restricciones por la pandemia, no vaya ser que Oviedo suba a 4++, o como se diga, y ya no queden ni las terrazas de los bares para echarse un café en la mañana.

Piensen que todo está encarrilado. ¿Qué puede salir mal cuando todos buscan el mismo objetivo? La cuestión es presentar al Ministerio de Defensa un plan de usos para los terrenos de La Vega. Y pactar con ellos el régimen de cesión y por qué deben aceptarlo. No pedirán mucho. Si se quitan de encima los (ya pocos) gastos de tener ahí un enorme solar parado ya lo verán con buenos ojos; si además les queda alguna opción para sacarle algo de partido, por pequeño que sea, habrá mucho camino recorrido. Es conocido, además, que la Delegación de Defensa trabaja para engrasarlo todo; para que los suyos ganen y para que la ciudad y la región también ganen. Se trata de ganar todos, de vivir todos un poco mejor y de hacer de Oviedo un lugar cada vez más apetecible.