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Crítica / Música

El cantor del fuego sagrado

Todo empezó con cuatro acordes en trémolo de una guitarra que un joven español gitano en Montreal enseñó a Cohen: “Todo lo que aprendí de lo que sé, lo debo a esta persona y ha sido la base de todas mis canciones y de toda mi música”. “Y ahora podrán comenzar a entender las dimensiones de mi gratitud a este país”, contaba Cohen en su discurso por el Premio Príncipe de las Letras hace ahora 10 años. También hablaba de la guitarra Conde procedente del taller de guitarras “Felipe Conde” de Madrid.

El pasado viernes fueron seis cuerdas de guitarra española para seis músicos más un rapsoda, Alberto Manzano, biógrafo y amigo personal del poeta y músico Leonard Cohen y traductor de su obra en castellano desde aquel lejano 1980 en Barcelona, cuando Cohen presentaba su disco “Recent songs”… Al día siguiente Manzano se subió en el autobús de la gira camino de Toulouse, y un mes después pasaba las navidades en la casa de Cohen en la isla griega de Hydra.

El concierto organizado por la Catedra Cohen bajo la dirección de Miriam Perandones, a la cual Alberto Manzano agradeció especialmente estar en Oviedo después de tres intentos fallidos por el estado pandémico, viene precedido del producido en 2007, homenaje “Acordes con Leonard Cohen”, en que participaron artistas como Luis Eduardo Aute, Santiago Auseron, Cristina Rosenvinge, entre otros.

Regresando al concierto y hablando nuevamente de flamenco, la primera canción a cargo de “La Banda del Corazón” comandada por la cantaora malagueña Paula Domínguez, fue precisamente “Mi gitano” (Gypsy´s wife) del disco “Recent Songs” para pasar a una sucesión de composiciones del canadiense en una clave “cuasiflamenca”, versionadas con un estilo muy particular y diferente a las originales.

Y como no podía ser de otra manera también hubo un momento de homenaje a su amigo Enrique Morente a través del último libro de poemas de Cohen “La Llama” con poemas inéditos, recitaba Manzano antes del tema: “Cuando escucho a Morente sé lo que debo hacer, cuando escucho a Morente no sé qué hacer…”

Una composición determinante para Cohen fue “There ain’t no cure for love” del disco de 1998 “I´m your man”. Manzano en sus relatos entre canciones, comentaba la dura realidad de los inicios del SIDA en aquellos tiempos y que Cohen supo reflejar.

La sesión del viernes continuó con otro clásico de Cohen, “Famous blue raincoat” del disco “Songs of love and hate” en la adaptación que Manzano hizo para Cristina Rosenvinge. Y sin solución de continuidad otra versión de “Tu sabes quién soy (You know who I am)” de Santiago Auserón, ambas para el disco “Acordes con Cohen”

Llegando al final del concierto, Manzano presentó el poema de Cohen “Los Sacerdotes”, nunca hecho canción por el canadiense, pero que Morente sí adaptó musicalmente e incluyó en su disco “Omega”.

El bis de “La Banda del Corazón” no pudo ser otro que el famoso “Dance me to the end of love”, ya con un público entregado a palmas y puesto en pie para agradecer el enorme esfuerzo de este concierto. Destacar a todos los músicos pero en especial a Alexandru Bublitchi, violinista moldavo que participó en el homenaje a Cohen citado de 2007 y que posteriormente Cohen ficharía para el inicio de sus giras internacionales iniciadas en 2008, obligado por las deudas y desfalco de su ex manager Kelley Lynch.

Cuando Cohen después de la gira del disco “The Future” en 1993, ahogado por el alcohol y el prozac, decide retirarse al templo budista Californiano Zen Center of Mount Baldy hasta 1999, sin saberlo sus ingresos para su jubilación se esfumaban en manos de su manager. Años después su hijo Adam, afirmaba el absoluto desinterés de su padre por sus finanzas y por su salud.

«Fui tan lejos en busca de la belleza, dejé tanto atrás.»

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