Canteli y Barbón pasaron de las musas al teatro con luz, taquígrafos y 300 testigos, los de la primera gran reunión después de la pandemia, en Latores y para rendir homenaje a Carlos Paniceres, consejero delegado de Transinsa. El amor abstracto entre el alcalde de Oviedo y el presidente del Principado dejó lo vago para viajar hacia lo concreto. Entre el almíbar verbal del uno al otro y del otro al uno quedó señalado septiembre para empezar, de verdad, a trazar una hoja de ruta para la gran asignatura pendiente de Oviedo: recuperar los terrenos de La Vega. Sonrisas y más sonrisas.
Es urgente para todos, hasta para su dueño, el Ministerio de Defensa, poner a funcionar el solar, que deje ser un terreno baldío y empiece a dar réditos a Oviedo y a Asturias: actividad económica, investigación, empleo..., que sea, en fin, un polo de desarrollo convertido en el motor del Oviedo del futuro.
La capital celebra sus fiestas en septiembre; también, el día 8, es la fiesta regional. Qué mejor momento para celebrar con todas las letras el día que La Vega empezó a coger forma.
Toca convertir el compromiso en hechos, poner las buenas intenciones negro sobre blanco y trazar sendero de un proceso que será largo, pero que no por largo tiene que ser opaco ni intrincado.
Canteli y Barbón dibujan un nuevo escenario, poco visto por estas tierras. El PSOE lleva el timón regional y el PP, el de Oviedo. Presidente y Alcalde se han subido a la misma piragua y reman acompasados, ante reacciones de sorpresa, incredulidad, recelo o incluso envidia.
Quieren dejar su sello como los reyes del consenso, la colaboración y los proyectos comunes aunque unos sean tirios y otros troyanos. Eligieron buen escenario para empezar. Es simbólico situar de testigo a Carlos Paniceres, presidente (de baja) de la Cámara de Comercio y que lleva toda la vida poniendo de acuerdo a la gente. El arranque del poema les ha quedado bonito aunque solo una cosa lo puede redondear: los resultados.
