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Álvaro Faes

al final de la semana

Álvaro Faes

Los barrios laberinto y la Ronda Norte

La solución para el tráfico en la ciudad suma dos décadas de retraso y debates sobre cuál es el mejor trazado

A menudo, en hora punta, llegar desde La Florida hasta la “Y” lleva tanto como desde la autopista hasta el lugar de trabajo, en Gijón o Avilés, por situar un ejemplo. No es el único barrio laberinto de Oviedo. Vallobín, Ciudad Naranco... todo el noreste ovetense lleva años atrapado en un embotellamiento permanente, indigno de una ciudad de tamaño medio tirando a pequeño como es Oviedo. La prueba se puede hacer empíricamente casi cada día. Entre a la ciudad por la AS-II, por la calle Pepe Cosmen hacia la avenida de Santander. O inténtelo en el sentido inverso, mientras espera minutos y minutos, tanda tras tanda de semáforo, al tiempo que por su derecha circulan hacia General Elorza. O entre por el bulevar de Santullano y ármese de paciencia en el cuello de botella final... Ya van dos décadas de retraso con el proyecto que habría de solucionar todo lo anterior, la Ronda Norte. Ahora, el Ministerio retoma la idea y plantea intervenciones de calado para conectar los barrios con una hipotética circunvalación. Los bocetos incluyen túneles bajo el Naranco e imponentes vías de cuatro carriles junto a la pista finlandesa, lo que también reabre el debate sobre cómo abordar la obra para no causar daños al monte.

Los barrios laberinto y la Ronda Norte

Tantos años han pasado desde que se habla de la necesidad de la Ronda Norte que cuesta tomar en serio los pasos que ahora ha dado el Ministerio: una pequeña dotación presupuestaria para asuntos técnicos y redacción de proyectos, los que esta semana ha adelantado LA NUEVA ESPAÑA. Y poco más, porque si los gobiernos centrales en manos del PP reservaban –sin compromiso– dinero para los próximos años, esa previsión ha desparecido en las últimas cuentas estatales.

No obstante, que empiece a haber algo, aunque solo sean dibujos, ya es una señal, aunque no vale el conformismo en este caso. Otra vez aparece la buena voluntad y el entendimiento entre administraciones como escenario que todo lo condiciona. La última palabra la tendrá el Ayuntamiento, que debe presentar sus preferencias al Ministerio de Transportes. De que la respuesta sea constructiva, de que no haya algarada partidista, dependerá que la Ronda siga adelante como proyecto. Es indudable que Oviedo necesita una solución para el tráfico en media ciudad y que esa solución está junto al Naranco. Conseguir la voluntad política de llegar a un arreglo es innegociable. Después será el momento de evaluar trazados, impactos ambientales y de hacerlo con mesura para conservar y cuidar el monte totémico de la ciudad, pero también para que miles de ovetenses queden liberados de un laberinto al que cuesta mucho encontrar la salida.

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