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Pedro Rodríguez Cortés

Pasión por las sociedades

La muerte de Santos Muñoz, con quien me unía una gran amistad, supone para mí un duro golpe. Fuimos muchos años contertulios y con motivo de la pandemia lo visitaba con frecuencia en su domicilio. Sobrevivió a ella pero no a sus efectos colaterales. Cumpliría el próximo mes de agosto cien años. Santos Muñoz desde muy joven había desarrollado una intensa vida social en Oviedo simultaneando varios cargos directivos en las entidades más emblematicas de Oviedo, primero en los tiempos iniciales de la SOF, en la que estuvo varias décadas como tesorero y vicepresidente, posteriormente como directivo del Real Automovil Club, del Centro Asturiano, fundador de la Federación Asturiana de Patinaje y del Club Patin La Cibeles. El 24 de setiembre de 1976, por acuerdo unánime del Ayuntamiento de Oviedo se le concedió la medalla de plata de la ciudad en reconocimiento a su entrega a las sociedades ovetenses. Hace poco tiempo la Sociedad Protectora de la Balesquida le nombró Socio de Honor. Su vida profesional estuvo ligada siempre al Banco de España donde ostentó un alto cargo.

Santos tenía dos pasiones: el fútbol y su querido Real Oviedo y la música. A pesar de su elevada edad concurría todos los domingos al Carlos Tartiere. Y asistia puntualmente a todos los conciertos musicales, funciones de ópera, zarzuela o teatro. Tampoco faltaba a su cita diaria a la iglesia de San Juan, a los salones del Centro Asturiano o a la tertulia vespertina del “Reconquista” con sus amigos Jaime Buylla, Abad, Riera, Pesquera y el autor de estas líneas.

Santos formó parte del paisaje humano diario de Oviedo con su inevitable boina y gabardina durante muchas décadas. Dotado de una excelente memoria, era la persona a la que recurríamos con frecuencia los amigos para disipar las dudas que surgían de un Oviedo histórico que mantenía intacto en su retina. Descanse en paz.

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