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La columna del lector

Floro y el Covadonga

Hace un año falleció mi hermano Florentino González, utillero del CD Covadonga durante 35 años.

Por supuesto que después de tantos años en el club, Floro acabó haciendo un poco de todo. Tocó muchos palos, conocía a todos los jugadores de antes y después. Los había visto llegar a Los Castañales con el chupete, y por consiguiente conocía también a sus familias.

El Covadonga fue, con su mujer, Natalia, y su hijo, Fernando, su gran amor, unido a nuestro Oviedín del alma, su dedicación en momentos más difíciles para el club que los actuales. En aquellos años había que ser todoterreno y de eso sabe mucho esa gran familia que viene a ser el Covadonga y que lo fue también para Floro. A ella, muchas gracias. Nunca se lo podremos pagar. Por mi parte, acompaño un pequeño homenaje en forma de soneto:

Floro y el Covadonga

Entrega y sacrificio por bandera / y evidente pasión por sus colores, / situó por delante los valores / que en el campo de juego descubriera. // Soñó con el equipo que quisiera / ver crecer en valientes jugadores, / reunir en su feudo a los mejores, / vencer en cada tarde si pudiera. // Soñando con porteros y centrales / y un ímpetu de lucha que se imponga, / feliz en sus momentos más cabales, // no hay nada en su camino que se oponga / al gozo de sentir Los Castañales / ni aleje de su amor al Covadonga.

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