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Gonzalo García-Conde

Paraíso capital

Gonzalo García-Conde

Estalla San Mateo

El primer paseo por las fiestas en medio de la desescalada del ocio nocturno

Por una razón felizmente imprevista, este año no estaré en ninguna barra de San Mateo. Tengo otras ocupaciones muy entretenidas que, además, han provocado que no esté muy pendiente ni de los preparativos ni de las polémicas. Sí que me di cuenta que estos últimos días había subido el flujo de viandantes de manera alarmante, como si fuera una inundación. El viernes pasé en coche por el entorno de la Escandalera y aquello parecía Tokio un lunes cualquiera de prepandemia. El sábado tarde vi los primeros pañuelos azules anudados al cuello, los primeros sombreros de paja. Todo desde una distancia física y emocional grande. Un poco más aislado del mundo de lo que ya es normal en mí, dentro de mi burbuja.

A todo esto, mis compañeros chigreros de la noche empezaron a enviarme sus primeras impresiones acerca de la nueva normativa sanitaria en general y para la hostelería en particular. Ha querido el gobierno del Principado abrir la mano a lo loco justo al mismo tiempo que empezaban las fiestas mateínas. Nada de desescaladas, no. Se abre la espita y que salga lo que tenga que salir. ¿No lleva la hostelería reclamando desde el principio que abrieramos la mano? Pues toma tartazo en la cara, una granada de mano sin anilla. Estos amigos celebraron con cierta envidia mi buena estrella al desaparecer de la noche en este momento justo de la historia, usando expresiones tales como “perro viejo”, “cómo lo viste venir” o “tú sí que sabes”.

Así llegué al domingo por la mañana, cuando salí a dar un paseo matutino y choqué de bruces con la realidad. El Campo de San Francisco que más parecía el camping de Villaviciosa que nuestro parque histórico. Un follón de mesas de terraza apiñadas por todo el casco antiguo sin ningún criterio estético que lo unificase. Pero, al mismo tiempo, un ambientazo popular. Toda Asturias colonizando la calle en una mañana soleada diseñada para festejar. Vi mojitos y criollos, vi mierenses y polesos, charangas y gaiteros. Algunas de las señas de identidad de cualquier San Mateo que se precie.

Llegué a casa y quise consultar tanto las normas como los conciertos. Entre una cosa y la otra me hice un lío y, cuando me quise dar cuenta, estaba tratando de encontrar a Rodrigo Cuevas y a Alberto & García en el BOPA. Me despisté, culpa mía. Menos mal, porque hasta que me di cuenta, me estaba pareciendo un rollazo de programación.

Resumiendo: No ha estado mal el primer fin de semana de fiestas, no me he enterado de nada y me ha pillado el toro por sorpresa. A ver si en un par de días centro la pelota dentro de tanta novedad y me formo una opinión propia y personal al respecto. Si eso, ya os cuento lo que me parece el asunto. Mientras tanto y tal, felices fiestas, mateínos.

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