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José Errasti

La que montó el tito Leonard

Oviedo aspira a convertirse en referencia nacional en el estudio de la canción de autor de la mano de la cátedra Cohen y sus encuentros musicales

Héctor Tuya, guitarra en mano, durante la inauguración de los encuentros organizados por la cátedra Leonard Cohen en Oviedo. Cristina Velasco

No es exagerado asegurar que los “EnCOHENtros” que tuvieron lugar durante la semana pasada en la ciudad de Oviedo han sido uno de los acontecimientos más importantes que han ocurrido en nuestro país dentro del apasionante mundo de la canción de autor. El curioso nombre de estas jornadas es un juego de palabras referido a la Cátedra Leonard Cohen, que el autor canadiense y premio Príncipe de Asturias creó mediante la donación del importe de dicho galardón. En el ánimo de Cohen estaba contribuir al panorama cultural asturiano a través de la Universidad de Oviedo. No podía imaginar que su directora, la profesora de Musicología Miriam Perandones, iba a convertir la actividad de la cátedra en un referente nacional –y, hasta cierto punto, internacional– de la canción de autor y la canción popular. Los que no nos hemos perdido un solo minuto de todo lo programado durante la pasada semana podemos acreditarlo.

Con el acertado apoyo de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, esta segunda edición de los “EnCOHENtros” –la primera edición había sufrido la losa del confinamiento– se estructuró alrededor de dos partes claramente diferenciadas. Entre el lunes y el jueves tuvo lugar un “COHENgreso” que, bajo el título “Oprimidos por las formas de la belleza”, reunió en nuestra ciudad a cuarenta especialistas universitarios en la obra del canadiense y en todas sus derivadas: Dylan, Aute, la canción de autor iberoamericana... Referentes como el belga Francis Mus o profesoras del prestigio de Mercedes López-Baralt, Francisca Noguerol o Marita Fornaro dialogaron ante especialistas como Alberto Manzano o Jiri Mesic, y destacaron el carácter primigenio de la canción, previo incluso al de la propia poesía, concluyendo que la canción popular no es poesía más música, sino que la poesía es canción menos música.

En la segunda parte de la semana se pasó de la teoría a la práctica y la ciudad de Oviedo fue invadida por una avalancha de autores de canciones, ansiosos por acudir a la invitación. Por la mañana, creadores de la altura de Christina Rosenvinge o Javier Ruibal impartieron talleres magistrales sobre la delicada artesanía que supone la escritura de canciones. Por la tarde, se discutían los aspectos artísticos en mesas redondas donde a los anteriores se sumaron referentes como Javier Bergia, Begoña Olavide, Luis Delgado, María del Mar Bonet o Amancio Prada. Y por las noches... bueno, por las noches Oviedo tuvo ocasión de asistir a veladas históricas como la ocurrida en la sala La Salvaje, en donde genios como Fran Aguilar, Roger Mas, Alberto Alcalá o Guadi Galego se mezclaron con conocidos escritores de canciones asturianos como Héctor Tuya o Marisa Valle Roso. Jordi Turtós, la persona que más sabe de España sobre canción popular y ayuda importantísima en estos “EnCOHENtros”, asistía emocionado al río interminable de canciones. Todos los que allí estuvieron tardarán mucho tiempo en olvidarlo.

Como en un juego de matriuskas, esta segunda temporada de canción de autor es el resultado de la primera y será la causa de todo lo que ocurra alrededor de la Cátedra Leonard Cohen. El hilo común a todos los participantes, tanto los académicos del “COHENgreso” como los escritores e intérpretes del fin de semana, fue la euforia y las ganas de establecer sinergias que hagan crecer cada vez más esta línea de trabajo. Oviedo tiene en su mano convertirse en la referencia nacional de esta especialidad artística. La canción de autor y popular siempre ha tenido un componente colectivo que sólo da frutos mediante la colaboración, tanto entre administraciones -en este caso, la Universidad y el Ayuntamiento- como entre territorios, y bajo la dirección de Miriam Perandones no se divisa cuál puede ser el límite de la cátedra. Al inicio de una canción en la bellísima noche de La Salvaje, Alberto Alcalá miró a todos los autores reunidos en la sala y dijo “así que esto lo montó el tito Leonard”. El propio Cohen estaría sorprendido por todo lo que está por venir.

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