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Cosme Marina

Treinta años en la cumbre del piano

La dilatada trayectoria de unas jornadas que supusieron un modelo a seguir en España

En 1992, el teatro Campoamor festejaba su primer siglo de historia. El coliseo aglutinaba entonces la actividad sinfónica de la ciudad compaginada con la lírica. Al mezclar ambas, la programación se articulaba sobre festivales que se iban sucediendo a lo largo del año. Aún faltaban años para la inauguración del Auditorio. El Ayuntamiento de la ciudad buscó la complicidad de LA NUEVA ESPAÑA y la Universidad y, a través de un proyecto denominado “Campus Internacional”, una iniciativa singular arrancó: las Jornadas de Piano “Ciudad de Oviedo”.

Luis G. Iberni propuso la organización de un festival en torno al piano. Lo hizo apostando por la gran relación que históricamente la ciudad mantenía en torno al instrumento. De esta manera enlazó la capital del Principado con los grandes ciclos pianísticos europeos de Francia, Inglaterra o Alemania y se configuró como la primera iniciativa española en este ámbito.

Su idea fue amplia y ambiciosa: no se trataba solo de un mero ciclo de recitales, sino que la voluntad era la de explorar todas las posibilidades del piano: desde la música de cámara, pasando por la voz y el piano y la gran orquesta. Y esa fórmula fue, poco a poco, imitada por otras ciudades, pero, una vez más, Oviedo fue pionera.

Había una premisa clara que se sigue manteniendo a fuego: presentar a los ovetenses los mejores intérpretes de cada momento. El listado de nombres que han pasado por las Jornadas es deslumbrante, desde Shura Cherkassky, Bella Davídovich, Kristyan Zimerman, Alicia de Larrocha, Mijail Pletnev, Ivo Pogorelich, Irina Zaritskaya, las hermanas Labèque en los primeros años, y posteriormente Maria João Pires, Rafael Orozco –con una monumental interpretación de la “Iberia” de Albéniz– y un entonces desconocido y hoy considerado como el mejor pianista del planeta, Grigori Sokolov, que mantiene una relación estable y bienal con las Jornadas, y el debut en España de jóvenes como Leif Ove Andsnes, Yuja Wang o Lang Lang, convertidos ya en celebridades; los españoles, desde Joaquín Achúcarro, tan vinculado a Oviedo; Josep Colom, Javier Perianes y tantos otros.

Con la inauguración del Auditorio en 1999 las Jornadas crecieron y pasaron al formato de temporada. El cambio posibilitó insertarse de lleno en las giras europeas de temporada y no las que se limitaban a enero y febrero. Al fallecer en 2007 Iberni, el Ayuntamiento decidió con acierto que llevaran el nombre de su fundador. En el Auditorio también llegarían en estos últimos años grandes estrellas como Daniel Barenboim, András Schiff, Elizabeth Leonskaja, Khatia Buniatishvili, Evgeny Kissin, Radu Lupu, Mitsuko Uchida, entre otros muchos. Además, el Auditorio propició el aforo necesario para conseguir el recital de piano con mayor asistencia en la historia de la música en Asturias: el de Lang Lang con más de 2.000 espectadores; consolidó a Oviedo Filarmonía como formación residente de las Jornadas y que estas se vinculasen a los grandes concursos internacionales de piano, entre ellos el “Paloma O’Shea” de Santander

El repertorio interpretado, partiendo del eje del piano romántico, se ha movido hacia detrás y hacia adelante, desde la contemporaneidad, con estrenos de los asturianos Guillermo Martínez o Jorge Muñiz, Alfred Schnittke o Michael Nyman, hasta el Barroco, explorando el mundo del clave con el mítico Gustav Leonhardt, en una de sus últimas actuaciones.

Recientemente se cerró la edición del trigésimo aniversario con una leyenda viva del teclado, la argentina Martha Argerich, acompañada por su compatriota Nelson Goerner, en una velada muy especial a dos pianos con obras de Mozart, Debussy y Rachmaninov.

Las Jornadas, ya treinteañeras, miran al futuro apostando por los nuevos talentos que marcarán el mundo del piano en las próximas décadas, con encargo de obra nueva y el objetivo último de mantener a Oviedo entre las selectas capitales mundiales del piano.

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