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Covadonga Díaz

El primer San Mateo del cambio

Réplica de la edil de Festejos a un artículo del concejal socialista Diego Valiño

Comprendo que el concejal socialista Valiño y la izquierda radical estén cabreados y alimenten desesperadamente (y con un tono absolutamente impresentable –llamar faltoso al alcalde– o claramente machista –llamar a quien suscribe "La Covi"–) ese mantra de que las fiestas de San Mateo son un fracaso sin sus chiringuitos. Sin duda, echan en falta ese gran negocio que tuvieron secuestrado durante casi 40 años con chiringuitos políticos concedidos a dedo, cuya millonaria rentabilidad desapareció año tras año, sin trasparencia alguna, en las cuevas internas –¡Ábrete Sésamo!– de los partidos políticos que ganaban dinero con cada mojito o cerveza que vendían.

Tal parece que para el señor Valiño y la izquierda radical, las fiestas de San Mateo se limitaban a tres chiringuitos, los de sus partidos. Es decir: todo lo demás no existía; el éxito festivo se reduce para ellos al éxito en la recaudación de los tres bares que tuvieron, a dedo, casi 40 años como fuente de ingresos. Pero eso no responde a la realidad. Ustedes –y algunas firmas "progres" que viven de la nostalgia de sus últimas copas de juventud, hace 25 años, o del fantasma mateíno de Slash– se han quedado atrapados en el tiempo y no se dan cuenta de que el modelo que defienden ya no es viable ni legal, ni socialmente hablando. Nunca podrán reeditar "La Guinda" o el "Rincón cubano", porque las leyes están para cumplirse y esas adjudicaciones a dedo bajo un falso paraguas de "tradicional" son ahora inviables. Son ilegales.

Tienen, usted y sus amigos de la izquierda radical, que modernizarse para abandonar esos mantras ideológicos que huelen a naftalina. Y, por mucho que lo intente repitiendo una y mil veces las mismas falsas soflamas, no va a conseguir que se hagan realidad. Las fiestas de San Mateo son las fiestas que decide el Gobierno que lidera Alfredo Canteli. No son "San Motea", porque OTEA es una asociación a la que respetamos, pero, en ningún caso, todas las iniciativas que hemos puesto en marcha para dar cabida a la hostelería local se han limitado a sus asociados, sino a todos los hosteleros. La apuesta por profesionalizar las fiestas y respetar a aquellos que están todo el año pagando impuestos y generando puestos de trabajo es de este Gobierno municipal, no de una asociación del sector. Y vamos a seguir en esa línea, tratando de mejorar y de ofrecer las mejores opciones festivas a los ovetenses.

Usted –y a quienes sigue dócilmente de la extrema izquierda– dice que este ha sido "el peor San Mateo de la historia". Y así demuestra que ve bien la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Porque, siento decírselo, los peores San Mateo de la historia son los que ustedes, desde el tripartito, desorganizaron en Oviedo, en una ciudad gris sometida a sus constantes disensiones, con una programación de chiste y una sola obsesión: enriquecer el negocio de sus chiringuitos. Este ha sido el primer San Mateo del cambio, porque fue el primero sin la losa del Covid, aunque nunca tuvo la oportunidad de ser "normal" porque el desastre económico al que nos está sometiendo el Gobierno socialista del Estado ha lastrado, no ya sólo las posibilidades económicas, sino también hasta las ganas de divertirse de miles de familias que se encontraron con la dura realidad en septiembre de que, por ejemplo, la vuelta al cole o las facturas de gas y electricidad por la penosa gestión de Sánchez, limitaban mucho sus posibilidades de fiesta.

Somos muy conscientes de que estamos en el primer San Mateo del cambio y que, por ello, ahora tenemos que escuchar y reflexionar para conseguir mejorar el nuevo modelo. Y lo haremos. Sobre las mismas bases, pero buscando perfeccionar la propuesta. Con la Ería como referencia de los grandes conciertos (señor Valiño, en serio, sus cuentas sobre este recinto, siguiendo a partidos marginales, resultan patéticas y más cuando ustedes se limitaron a programar en la Plaza de la Catedral con la sola intención de generar clientes para sus chiringuitos) y con el Bombé y el Antiguo como centros de una gran oferta festiva.

El cambio festivo ha venido para quedarse. En el antiguo modelo sus partidos de izquierda ganaban mucho dinero. En este, ganan todos los ovetenses, en calidad y en justicia, porque las copas las ponen, por riguroso sorteo, los empresarios que durante todo el año generan actividad económica, pagan impuestos y crean empleo. Resulta casi cómico comprobar que quienes tanto pregonan su supuesto progresismo se muestren tan resistentes al cambio. Sin duda, les puede la nostalgia de tan grandes recaudaciones. San Mateo, por fin, ha sido liberado…

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