"Burlesque", suite de variedades, es la nueva propuesta de "Forma Antiqva", donde se plantea un recorrido por diferentes danzas y números barrocos a través de media docena de suites del compositor alemán Georg Philipp Telemann.
Con un sonido compacto desde cada ataque, certeros en las entradas, cuidadosos en la afinación y siempre exhibiendo una buena sonoridad, los veinticuatro músicos encararon unas suites que parecían expresar cada estado de ánimo. Como ejemplo, la "Sinfonía melódica en do mayor", con un allegro assai especialmente dulce debido al cálido timbre de las maderas, una Sarabande especialmente intimista que contrastaría a las mil maravillas con la explosividad de la Bourrée o la elegancia y solemnidad del Menuet en Rondeau. No obstante, la pieza más celebrada fue la "Suite burlesque de Don Quixotte", evocando musicalmente personajes y episodios de la novela de Cervantes.
Ahora bien, el protagonismo de la elección del repertorio fue compartido con la brillante interpretación (gracias al excelente nivel técnico de cada uno de los miembros de la agrupación) y el minucioso estudio de Aarón sobre las obras a interpretar. Esta comunión provoca una ejecución sobresaliente, con cada dinámica bien ajustada, cada articulación perfectamente interiorizada y deja en el público la sensación de que cada frase es un nuevo universo subyugante.
Tal es así que el concierto, fresco y liviano, no habría requerido del trabajo del bailarín Enrico Wey. Al margen de las reflexiones conceptuales de cada uno, su papel no aporta demasiado al espectáculo ya que ese personaje recae por completo sobre la música, pues como expresó el propio Aarón Zapico, "nos permite imaginar cualquier cosa y siempre es infalible".