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La OSPA, Guerra y Paz

En una OSPA donde las aguas parecen haber vuelto a su cauce y la estabilidad se ha instaurado en el seno de la sinfónica de la mano de su titular, Nuno Coelho, la temporada de abono se sucede con brillantez y sin sobresaltos. Interesante programa con la guerra y Prokófiev como protagonistas, a los que se sumó “Leonora’s dream”, estreno en Europa (descontando la interpretación del día anterior en Gijón).

Se trata de una obra que indaga en el color y en la calidad sonora de los instrumentos, de cierta complejidad rítmica y muy interesante por su tratamiento y en cuanto a su multiplicidad de registros y texturas, con cierto efectismo en el uso de la percusión. El “Concierto para violín nº 1 en re mayor” de Prokófiev cobró una gran expresividad y delicadeza en las manos de Alena Baeva. El movimiento rápido, puro virtuosismo, reveló toda la musicalidad y pericia técnica de la solista, siempre con una proyección adecuada, matizando acertadamente cada una de sus intervenciones, perfectamente concertadas. Rubricaría su notable actuación mediante la ejecución, a modo de propina, del “Capricho polaco” de Grazyna Bacewicz, pieza melancólica y romántica que convenció a los asistentes.

La segunda parte trajo consigo la “Sinfonía nº 5 en si bemol mayor”, también de Prokófiev, donde emergió la figura de la directora moscovita Anna Rakitina. Concienzudo trabajo sobre la OSPA: ajustados en los cambios de tempo, dinámicas bien trazadas y una gestualidad sobria pero cristalina que redundó en una precisión milimétrica por parte de cada sección. Apoyados en una cuerda sedosa e incontestable, capitaneada por Aitor Hevia, sellaron un concierto muy guerrero para los esperanzadores tiempos de paz que se abren en la Sinfónica asturiana.

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