El sportinguismo es cuestión de fe, de manera que la afición se encomienda, en momentos trascendentales -como el partido de este domingo frente al Villarreal-, a todos los santos habidos y por haber, sean los oficiales, como el que exhiben los dos jóvenes forofos que aparecen en la fotografía adjunta, o aquellos otros del peculiar panteón profano rojiblanco, como la estatua de Manolo Preciado en las proximidades de El Molinón, lugar al que numerosos aficionados se asoman estos días con flores para pedir intercesión divina. Ya saben que hay quien escribió que el fútbol es una superstición muy extendida... O una religión de la que no se llega nunca a apostatar.

Volverán las promesas, los buenos propósitos y las peregrinaciones al santuario de la Virgen de Covadonga, a encenderle velas rojiblancas a la Santina. La fe mueve montañas para el sportinguismo, hoy tanto como siempre.