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Goleador busca equipo

Un Oviedo muy flojo en defensa desluce la vuelta de Michu, que resultó decisivo en sus escasas apariciones en el área

Goleador busca equipo

Tuvieron que pasar tres minutos para que, nueve años después, Michu volviese a tocar un balón vistiendo la camiseta del Oviedo. Fue para despejar un lanzamiento de falta realizado por el UCAM Murcia. Le costó entrar en juego, aunque al final fue de los más participativos. Completó con éxito 37 de los 45 pases que intentó. Y, sobre todo, fue letal en sus escasas apariciones en el área: dos remates y dos goles que reanimaron a un equipo que parecía muerto. Y que, efectivamente, cayó víctima de su nula consistencia. Michu demostró que puede echar una mano. Ahora falta un equipo que le arrope.

No fue el mejor día para cerrar el círculo de la vuelta de Michu al Oviedo. Desde el principio, el equipo de Hierro se vio superado por un rival sin nombres, pero con una idea de juego que se plasmaba en el campo. Michu, situado como mediapunta, entre Linares y Alaniz, a la espalda de Jonathan Pereira, estuvo muy desconectado de los encargados de iniciar el juego. Recibió casi siempre rodeado de rivales y no se complicó la vida, con pases de seguridad.

Una recuperación suya en el minuto 6 propició el primer acercamiento del Oviedo, con una apertura a Alaniz en la banda izquierda que acabó en nada. Michu apareció poco en La Condomina, pero no pasó desapercibido. En la jugada del 0-1 fue el encargado de prolongar el saque de banda de Johannesson que, tras el rechace de la defensa, acabó en el gol de oportunista de Linares.

Su envergadura ayudó al Oviedo tanto en ataque como en defensa, aunque el "8" también quedó retratado en la jugada del tercer gol del UCAM, ya que no acompañó al tirar la línea de fuera de juego en el lanzamiento de la falta y habilitó la posición del rematador, Tito. Con 3-1 y menos de media hora por delante, Michu parecía un candidato claro para marcharse al banquillo, sobre todo por su larga inactividad. Pero Hierro apostó fuerte y recibió su recompensa en unos últimos minutos que sirvieron para alimentar la leyenda del hijo pródigo.

De blanco integral y con el logo de Adidas, Michu debió de sentirse en Murcia como en su primera etapa en el Swansea, cuando los goles le salían por las orejas. Sus dos chispazos en apenas diez minutos recordaron a los que le convirtieron en una celebridad en la Premier League y le abrieron las puertas de la selección española. Primero, para estar en el sitio justo en el momento oportuno, cuando siguió la trayectoria del remate de Susaeta y confió en que el rechace de Fernando le dejaría el balón a sus pies. Así fue para devolver laconfianza al Oviedo y menguar la de los jugadores murcianos.

Cuando, ya en el descuento, el árbitro señaló una falta a unos diez metros de la frontal del área, todas las miradas volvieron a centrarse en Michu. Hasta tres defensas rodearon al ovetense, pero entre el toque de seda de Susaeta y su instinto se obró el milagro. Bastó un pequeño movimiento del cuello para prolongar el centro y colocarlo cerca de la escuadra izquierda de la portería local. Era el regreso soñado, con toques de épica. Michu volvía para rescatar en el último suspiro a un Oviedo perdido.

Sólo faltaba un "hat-trick" en la prórroga para completar el cuento de hadas. Pero lo que llegó fue otra siesta de la defensa oviedista, que esta vez no pudo arreglar ni Michu. Y eso que, otra vez con el reloj casi a cero, armó la jugada que acabó con la clarísima mano de Hugo Álvarez. El árbitro y su ayudante ignoraron el penalti y Michu, espectador privilegiado, le cantó las cuarenta. La tarjeta no fue el mejor epílogo para una noche inolvidable.

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