El Oviedo empezó la Liga mostrando todo lo contrario de lo que se había visto antes en los partidos de pretemporada. El conjunto azul defendió mal y atacó mucho mejor de lo que lo había hecho durante el verano. Juan Antonio Anquela lo resumió a la perfección tras el encuentro que perdieron (2-3) ante el Rayo Vallecano: "La pretemporada es una auténtica mentira".
Las mentiras que se advirtieron en el primer partido con respecto a lo visto durante los encuentros de preparación son en cualquier caso demasiado grandes. Fue todo lo contrario. La teoría era que la ausencia por lesión de Fabbrini había convertido al Oviedo en un equipo con problemas en ataque, sin un hombre capaz de encontrar espacios en la defensa rival. En cambio, en defensa les habían generado pocas ocasiones y los zagueros dieron la sensación de ser sólidos y de estar bastante atentos en todo momento.
El partido se perdió precisamente por los fallos atrás. "Atrás no hemos estado lo equilibrados ni lo fuertes que necesitamos; cuando para ganar tienes que hacer cuatro goles lo tienes muy difícil", se lamentaba el técnico jienenses tras el encuentro ante los madrileños. Lo inesperado no fue solo lo que se vio sobre el campo, también ciertas apuestas en la alineación extrañaron tras lo que se observó durante los partidos de preparación. Anquela había probado sólo una vez con Linares y Toché juntos. Lo hizo en el partido que empataron a cero ante el Deportivo. Desde entonces, había experimentado con otros jugadores, principalmente con el canterano Edu Cortina haciendo de segundo punta. También había tanteado la posibilidad de poner a Aarón Ñíguez en esa posición, sacándolo de la banda. Lo menos esperado fue lo que finalmente hizo Anquela: salir con dos delanteros puros para jugar en casa. Otra cosa será lo que haga el sábado (22 horas) ante el Almería.
Pero esas "mentiras" de las que hablaba el entrenador del Oviedo se refieren solo a los partidos disputados en verano y no tanto a lo que se pudo ver durante las sesiones de preparación en El Requexón. En el encuentro ante el Rayo se pudo observar una de las cosas en las que más ha insistido Anquela durante la pretemporada: la presión en la salida de balón del rival.
Cuando el Oviedo se lanzó al ataque, el conjunto madrileño se las vio y se las deseo para salir con el balón controlado de su campo y para hacer el juego que más le gusta. El azul fue ese equipo peleón y aguerrido en el que tanto insiste Anquela en cada entrenamiento. También fue un equipo que supo cómo atacar, que utilizó las bandas y que lo hizo con velocidad y precisión. Lejos de lo que se vio en los amistosos de verano pero muy cerca de las cosas que prueba Anquela en El Requexón. El trabajo dio en ese aspecto los frutos deseados.
En la defensa más que mentiras fueron medias verdades. A los zagueros les pasa algo similar a lo que suele sucederles a los porteros: un despiste condiciona toda una actuación. La defensa del Oviedo, también el portero, tuvieron tres malos momentos que borraron todo lo que sucedió en el resto del partido, en el que los azules no sufrieron excesivamente. Tampoco el Rayo llegó. Los madrileños tuvieron cuatro ocasiones y en tres de ellas consiguieron marcar.
También es cierto que en la defensa sorprendió ver juntos a Nahuel Valentini y a Héctor Verdés como centrales titulares. En los entrenamientos fueron más las veces que la pareja la formaron Carlos Hernández y Verdés mientras que Valentini formó en muchas ocasiones con el canterano Prendes. En cuanto a los laterales, da la sensación de que la competencia está muy ajustada. El único de los cinco que tiene el Oviedo que no jugó fue Varela, que arrastra problemas físicos. Pudo sorprender algo que saliera de inicio Cotugno por delante de Diegui Johannesson, aunque también es cierto que el uruguayo rindió a buen nivel en pretemporada. Por la izquierda, Anquela apostó por mantener a Christian Fernández. Ahí la competencia con Mossa va a ser todavía más complicada.
