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Edu Cortina, el alumno ejemplar

El futbolista, que llegó con 10 años a El Requexón, cumplió en Mallorca su sueño de debutar con el Oviedo - Oviedista hasta la médula, los que compartieron vestuario con él le ven como "un líder" y "un ejemplo"

Edu Cortina, el alumno ejemplar

En la interminable cola plantada delante de las taquillas del Carlos Tartiere, alguien saca un balón y empiezan los rondos. Un remedio infalible contra el tedio. Quedan dos días para que empiecen a venderse las entradas del Cádiz - Oviedo, la vuelta de la eliminatoria de ascenso. El partido. Nadie quiere perdérselo, de ahí que muchos apuesten por coger la manta, una baraja y un balón y pasar un par de noches al raso. En los rondos hay alguien que nunca se queda, que no falla pase. Es Edu Cortina (Oviedo, 1996), futbolista entonces del juvenil azul. Quiere vivir lo de Cádiz, ve una oportunidad única. Para él, el Oviedo lo es todo. Por eso, su estreno del martes con el primer equipo en Mallorca es un sueño, el último peldaño de una ascensión que también ha vivido momentos difíciles.

El último hace un año, con la Copa también como escenario. Anquela incluye a Cortina en el once ante el Numancia. En una de las últimas acciones del calentamiento, va a rematar un centro y cae mal. Se le sale el hombro izquierdo. Abandona el campo entre lágrimas, consciente de que su día más especial se ha esfumado. "Lo pasó mal. Yo lo viví con él y no fue sencillo", cuenta Emilio Morilla, uno de sus mejores amigos con el que vivió varias aventuras en El Requexón. "A aquel incidente se unió el del hombro derecho, meses después", dice el ahora futbolista del Marino. Aquella segunda lesión también tiene su miga: estaba previsto que fuera citado con el primer equipo para el choque de Tarragona pero un ejercicio en el gimnasio se interpuso, por segunda vez, en su camino.

La espina salió de cuajo en Son Moix, cosas del fútbol, por la lesión de un compañero. Y muchos de los que fueron sus compañeros sienten el estreno como algo suyo. "Es un tío muy querido y respetado en el vestuario. Un líder", resume su amigo Miguel Méndez, hermano de la internacional sub-17 María Méndez y que compartió con él media vida en El Requexón. "Siempre se preocupa por todos, es un ejemplo", añade Morilla. "Y si tiene que pegar cuatro voces, no tiene problemas", interviene Méndez. Famoso es un episodio la temporada pasada en El Requexón tras un entrenamiento flojo del Vetusta. Cortina les leyó la cartilla a sus compañeros. Les dijo que con esa actitud no quedarían entre los cuatro primeros. Ese carácter le convierte en una extensión en el césped de Rozada, que antes le había entrenado en la selección asturiana alevín y en el Oviedo cadete.

Un aspecto de su personalidad que resaltan es su afán competitivo. "Siempre quiere ganar. A todo. Si estamos en la playa haciendo toques, él quiere dar uno más que tú", cuenta Méndez. "En los partidillos es insoportable. Siempre le digo que es un poco llorica", relata Morilla entre risas; "el enfado se le pasa a los 5 minutos. Sin ese carácter no sería él".

La imagen de tipo serio, equilibrado, se rompe cuando irrumpe la pasión. "Nadal le pierde; es lo máximo para él", comenta Morilla. También le pierden los grandes partidos. Algún compañero aún recuerda su efusiva celebración del pase de España a la final de la Eurocopa de 2012 en un hotel de Portugal, donde estaba concentrado el Oviedo cadete. El extintor da fe de ello.

Al margen del fútbol, a Cortina, que tiene previsto acabar este curso Derecho, le definen como una persona casera, sencilla y unida a sus amigos. "No se pierde una cena", detalla Morilla. Y con dotes para el Fortnite, el juego de moda. También algo maniático. "En juveniles tuvo un año fatal en cuanto a lesiones, con un tobillo que le dio guerra. Usaba unas botas Nike. A partir de entonces se pasó a Adidas", señala Miguel Méndez.

Mallorca fue la culminación de la escalada, pero no el punto final. Edu Cortina, el niño que con 10 años llegó a El Requexón con un firme objetivo, que incluso desechó propuestas interesantes en los años más duros ("tuvo ofertas del Sporting e incluso le siguió el Barça, pero siempre apostó por el Oviedo", recuerda Fermín, excoordinador de la cantera azul), ve ahora cómo al fin llega el premio. Pero su historia, la del alumno modelo de El Requexón, no ha hecho más que empezar.

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