Para Anquela, las buenas y las malas noticias siguen un patrón de comportamiento similar. El entrenador siempre parece preocupado, dándole vueltas a la cabeza, pensando en el siguiente paso. Dicen los que le conocen que al jienense se le ve aún más meditabundo cuando las cosas marchan bien. Tiene fama de inconformista. También hay noticias que se acogen con una sonrisa, pero que a la vez implican un duro trabajo. Como lidiar con las altas. Anquela recibe con los brazos abiertos la recuperación de piezas claves, pero, al momento, piensa en los efectos secundarios. "Ahora empiezan las injusticias", dice con gesto serio, "a los que deje fuera será una injusticia. Tenemos que mirar la lista, medir, ver qué necesitamos y qué tenemos. Pero siempre habrá un damnificado".
Las palabras del entrenador llegan minutos antes de que se haga pública su lista para el duelo de Mallorca. Así lo marca la rutina: valoraciones y luego convocados. Cuando se conoce la identidad de los 18 citados se descubre que las palabras de Anquela iban por Javi Hernández, el único que se queda fuera del choque por decisión técnica. Tampoco se atisban muchos cambios en su once inicial, al margen del regreso de Folch, su alter ego en el campo, pieza fundamental para el entrenador.
Entre las preocupaciones oviedistas, superado el capítulo de lesiones masivas, se sitúa ahora el estado de Saúl Berjón, que trata de superar un largo tiempo de inactividad con diversos problemas físicos. Con el ovetense se plantea una duda lógica: darle el máximo de minutos para que recupere el punto cuanto antes o ir poco a poco para escapar de posibles lesiones. Anquela revela que optará por la segunda estrategia. "Queremos ir despacito con Saúl. Despacito y con buena letra. Hay que estar tranquilos: él irá diciendo cómo va", comenta.
La reflexión parece descartarlo para jugar desde el inicio, lo que implicaría otra oportunidad para Viti en el extremo diestro. El canterano se vuelve a llevar, no es la primera vez, los elogios del entrenador: "Siempre he tenido mucha confianza en él. Desde la primera pretemporada me gustó. El problema que ha tenido son las lesiones y la falta de continuidad, pero siempre lo da todo. Y cuando lo das todo, se te perdonan el resto de cosas. Quiero gente así, implicada, que se deje todo por el equipo".
Ondea otra vez el técnico la bandera del colectivo. La misma que se ha empeñado en mostrar cada vez que ha tenido ocasión. Porque Anquela mantiene el rumbo de la nave, independientemente de los resultados, inalterable. "Los de arriba de la clasificación no ceden porque son muy buenos, y hay otros muy importantes que están por detrás? Nosotros sólo debemos preocuparnos de competir. Es mi manera de entender esto. No se nos puede pedir cosas que no podemos dar; sólo que nos dejemos todo cada domingo, que el equipo juegue dentro de lo que puede", señala. Y añade: "El fútbol es sencillo: hay que luchar. Y si no, pasa lo que pasa. Mirad lo que pasó el martes y el miércoles con los que salen en la televisión (en alusión a las recientes eliminaciones de Madrid y PSG en la Liga de Campeones). El que no va, ni empata".
La última reflexión de Anquela va dirigida al rival, un Mallorca que navega a tan sólo dos puntos de los azules. El octavo recibe en su campo al séptimo con la posición en liza. Está en juego la condición de principal perseguidor del play-off de ascenso a Primera División. "Hacen muchas cosas bien. Es un buen equipo, que minimiza al rival con orden y que juega bien al fútbol. Con gente rápida, y con peligro a balón parado. Tiene todo lo que un equipo de Segunda necesita para competir".
