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El Bisturí

Otro tropiezo y un camino a seguir: un Oviedo directo al área

El estado del terreno de juego del Tartiere no invita al optimismo

Ortuño centra ante la oposición de Gutiérrez. MIKI LÓPEZ

La solución ideada por Rozada es tan sencilla de explicar como difícil de ejecutar. Se trata de llegar al área rival. De llegar mucho y con mucha gente. Derrotar por acumulación. En cuanto se sacudió el dominio inicial del Numancia puso las cartas sobre la mesa. Se trataba de llevar la pelota a Saúl cuanto antes, sin tiempo para que el rival se rearme. A partir de ahí, el talento y la pizarra. De lo primero puso Berjón en cada duelo con su par. De la segunda parte surgieron rematadores de cada esquina: Ortuño, Joselu, Bárcenas y uno de los pivotes. El Oviedo de Rozada que le interesa más el fin que los medios. Quiere llegar al área rival. Como un equipo Premier de los 90 (la globalización aplicada al fútbol ha acabado con los estereotipos): centros y remates. Un fútbol que, por cierto, suele agradar al Tartiere.

La decepción final (mala suerte y una defensa deficitaria de la acción) no debe ensuciar la visión general del choque: el Oviedo mostró la mejor versión de la temporada. Tampoco es que el listón estuviera muy alto. El empate, decepción al margen, enseña el camino que debe transitar el equipo: un Oviedo valiente que siempre va hacia adelante. Refrendar esa idea e ir puliendo los errores atrás es el atajo para salir de los puestos de peligro de la tabla.

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