En el primer mes de competición del Oviedo (un punto en cinco partidos y Sergio Egea destituido como entrenador) una preocupación destacaba por encima del resto en la dirección deportiva que dirigía Miguel Pérez Cuesta, "Michu", ahora en el Burgos, en Segunda B. Sergio Tejera no era el mismo futbolista de la temporada pasada: su nivel, como el del resto de la plantilla, había disminuido. Y no había motivo aparente para ello.
El catalán venía de ser el gran destacado de la campaña anterior y además había sido ascendido a capitán en una votación interna de la plantilla, signo de su papel dentro del vestuario. Sin embargo, Tejera no se encontraba. Dos rojas es un mes y la ira del Tartiere en el encuentro ante el Elche (0-2) que puso fin a la etapa de Egea fueron un plato difícil de digerir.
Cinco meses después, innumerables charlas con Rozada, un partido en el banquillo por decisión técnica y también un socio nuevo al lado, han traído de vuelta a una versión de Tejera similar a la de la temporada pasada. De hecho, el catalán ya se está acercando a sus números durante la pasada campaña, claramente por debajo en esta. Tejera, de media, da 34 pases por encuentro, cuando la temporada anterior eran 39. Respecto a los pases buenos, el catalán promedia 27 por partido en esta temporada.
No obstante, la influencia de Tejera, observan en el Oviedo, ha aumentado notablemente en el último tramo de Liga, justo en el trecho clave que le viene al Oviedo para lograr la permanencia. Tejera ha metido dos goles en las últimas tres jornadas y, sobre todo, vuelve a ser clave en la presión del equipo. De media roba cinco balones, mejorando sus prestaciones del inicio de curso, con solo cuatro. La campaña pasada, eso sí, restaba seis.
En Vallecas, el domingo pasado, cerca estuvo de coronar su buen momento con un pase de gol que Bárcenas no acertó a meter en los instantes finales del encuentro. Hubiese sido su primera asistencia de la temporada. La buena versión del catalán coincide con la llegada al club de Luismi, que coincidió con Tejera en el Nàstic. Ambos son ahora mismo ambos intocables en los planes de Rozada.
