Es difícil que Aitor Sanz se haga con el premio al jugador más destacado de un partido. No suele ser escogido como el mejor de su equipo, ni de la jornada, ni de la temporada, ni del mes. Y, sin embargo, el mediocentro madrileño juega siempre, o casi siempre, en los equipos en los que está. Juega y, pasado un tiempo, se convierte en un referente, un líder al que siguen todos los demás.
Le pasó en el Oviedo, del que fue capitán, como lo es ahora del Tenerife, equipo en el que cumple su séptima temporada. Y es que se trata de un futbolista de una regularidad que tan solo han frenado las lesiones. La pasada temporada se la pasó en el dique seco precisamente por eso, por unos problemas físicos que le tuvieron todo el curso fuera. Esta temporada ha vuelto y, de nuevo, como uno de los fijos. Más aún tras la llegada de Baraja en lugar de López Garai.
A los 35 años, el centrocampista aún tiene muchas cosas que decir en el mundo del fútbol. Tanto que aún no ha llegado a un acuerdo para renovar con el conjunto insular. En el mercado de invierno, Álvaro Cervera, actual entrenador del Cádiz, líder de Segunda, reconoció su interés por el futbolista. Cervera lo tuvo en su etapa en el Tenerife y lo quería para dar aún más solidez al Cádiz. El Tenerife acaba de renovar a tres de sus jugadores más emblemáticos, Suso Santana, Carlos Ruiz y Dani Hernández, pero no a Aitor Sanz, que también acaba contrato. Se sospecha es que el centrocampista está todavía pensando en las palabras de Cervera y soñando, antes de colgar las botas, en estrenarse en Primera División.
La importancia de Aitor Sanz es tal que Baraja se refirió a la renovación del madrileño en la previa del encuentro de esta tarde: "Debemos acabar con esa incertidumbre para que se centren únicamente en ofrecer su mejor rendimiento", dijo sobre el tema. El técnico vallisoletano afirmó, además, que Aitor Sanz es "un jugador clave" para el Tenerife, ya que "tiene un estatus importante, entiende bien el juego y da experiencia al equipo y a la plantilla".
El madrileño ya fue un jugador clave en una etapa gris del Oviedo. Entre 2010 y 2013 el conjunto azul comenzaba cada temporada con la aspiración de subir y la terminaba frustrado. En sus dos primeras temporadas como jugador azul, Aitor Sanz ni siquiera pudo vivir una promoción de ascenso y en la tercera, la última, tras pasar la primera eliminatoria ante el Albacete, el Eibar acabó con las esperanzas del conjunto carbayón.
En la 2013-14, ya con el Grupo Carso en el Oviedo, el club, con Carmelo del Pozo como responsable de la dirección deportiva, se marcó como uno de sus principales objetivos la renovación de Sanz. Todo parecía encarrilado, pero llegó el Tenerife para ofrecerle la posibilidad de jugar en Segunda y el futbolista, que entonces tenía 28 años, vio esa como una de sus últimas opciones de labrarse una carrera larga en el fútbol profesional. La salida de Sanz fue un auténtico drama para el Oviedo, sobre todo para un Carmelo del Pozo que sabía de la importancia de tener a un futbolista de esas características.
Aitor Sanz regresa hoy a un campo que siempre será especial para él. El madrileño aprendió en el Tartiere a ser el líder de un equipo con aspiraciones, con una afición que aprieta y que exige. Una escuela que le ha servido para seguir creciendo los años posteriores. Un medio que siempre llega al corte, que la única estadística que suele liderar es la del número de tarjetas amarillas que le muestran y que nunca ha marcado más de dos goles en una temporada.
Un futbolista que, a pesar de estar siempre en la sombra, se ha hecho con el corazón de la afición del Tenerife. Alguien que hoy tratará de poner todas las mina posibles al centro del campo de un Oviedo que tendrá que superar ese muro para empezar a resucitar.
