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Roberto Suárez saluda a Antic tras un partido ante el Zaragoza de 1993.LNE

Un creyente de El Requexón

Radomir Antic hizo debutar a once futbolistas en Primera durante su estancia en el Oviedo - "Fue decisivo para que los canteranos diéramos el salto", recuerdan César y Suárez

En aquella época, sin acceso al torrente de información actual, algunos métodos de trabajo obedecían al ingenio. Y en eso, en buscar caminos a la mejora, Radomir Antic, fallecido el miércoles a los 71 años, era un adelantado. César Martín, actual director de relaciones institucionales del Oviedo, fue testigo. Antic le cogió con 17 años, con cuerpo y mentalidad juvenil, pero vio un futuro prometedor por delante. Detectó que el zaguero debía mejorar su coordinación. Para que aprendiera, situó una estructura que imitaba un péndulo con un balón que tenía que despejar. También colocó unas pequeñas camas elásticas para que rematara de cabeza y mantuviera el equilibrio. "Todo era nuevo para nosotros, pero nos lo inculcaba con la seguridad de que supondría un gran avance en nuestro rendimiento", recuerda César sobre el hombre que le dio la alternativa en Primera.

"Nos trataba con pasión y con mucho cariño", continúa César; "era exigente, pero se volcaba en que fuésemos aprendiendo los nuevos métodos de trabajo. Fue valiente a la hora de tomar decisiones, porque no es normal la cantidad de jugadores que lograron dar el salto". Los datos refrendan la tesis del directivo azul. Con Antic, once futbolistas lograron debutar en la máxima categoría.

El serbio aterrizó en el Tartiere en plena campaña 1992/93, llegaba a suceder a una figura imponente como la de Irureta, agotado su crédito tras alcanzar las más altas cotas. Tras firmar la salvación, su guiño a El Requexón empezó a tomar forma en la temporada 1993/94. En aquel curso se estrenaron en la máxima categoría cuatro futbolistas: Roberto Suárez, Mora, Rafa y Sietes. Otros como Oli y Armando, que habían debutado con Jabo, cogieron carrerilla.

Suárez, actual responsable del fútbol formativo del Oviedo, recuerda los comienzos con nostalgia. "Era un equipo con hambre y ganas de crecer. A mí me conocía de las categorías inferiores del Madrid y fue el culpable de que volviera a Asturias. Apostó por mí", dice Suárez. Jugó 29 partidos con 19 años y el equipo acabó noveno. "Teníamos muy buenos futbolistas y también muchos chicos que intentábamos hacernos un hueco. Nos enseñó, nos apretó y nos exigió lo necesario. Es una pérdida enorme", completa Suárez.

Su apuesta por El Requexón continuó en la 1994/95, con otro Oviedo para recordar, ya con Prosinecki acompañando a Jokanovic en el medio. Se estrenaron en Primera aquella temporada Manel (que había jugado en Copa con Irureta) y los emergentes Iván Ania y César. "Fue una persona clave en mi carrera. Me dio la oportunidad de debutar con solo 17 años. Nunca lo olvidaré. Además de su valía profesional, era una persona muy cercana en el trato. Siempre estaba pendiente de nosotros y fue decisivo para que muchos jugadores de la cantera dieran el salto", señala César, que debutó en un partido de Copa ante el Compostela y tres meses después lo hacía en Primera, en Zorrilla, unos días después de cumplir 18 años. Fue el 9 de abril de 1995: mañana se cumplen 25 años.

De aquella, Antic puso en práctica una novedosa forma de trabajar. Los miércoles por la tarde convocaba a los futbolistas más destacados del Vetusta y del juvenil para acompañar a los jugadores del primer equipo con menos protagonismo a jugar partidos amistosos ante conjuntos de Tercera. Le gustaba estar en contacto con los más jóvenes. Tenerlos controlados.

"Era exigente, pero muy cercano. Se identificó muy bien con la ciudad, con la forma de ser del asturiano. Y se dedicó en cuerpo y alma a hacer grande al Oviedo", le define Suárez. "El equipo era muy familiar y para los jugadores de la cantera eso hacía más fácil el salto. Había mucha complicidad y eso fue mérito del cuerpo técnico que encabezaba Antic. Era obligatorio hacer un pincheo los jueves en el que estábamos todos", interviene César.

La purpurina de esa primera etapa desapareció en su regreso. La temporada 2000/01 fue nefasta para la entidad, el primer paso en falso de un descenso a los infiernos. Pero en esa campaña con todo en contra, Antic tuvo tiempo para hacer debutar a cuatro canteranos: Rubén Reyes, Pablo Suárez, Raúl García y Óscar Pérez. También miraba a El Requexón en los tiempos duros.

Su legado en el Oviedo es tan importante que solo hay un entrenador en toda la historia azul que dirigiera más partidos en Primera. Jabo Irureta acumuló 133 encuentros en la máxima categoría. Antic se quedó en 132. Meana les sigue de cerca, con 130 duelos. Si se toman en cuenta los choques disputados en todas las categorías, el serbio ocupa el cuarto lugar histórico (148 partidos), solo superado por Vicente Miera (170), Meana (158) e Irureta (156). "La historia de Antic con el fútbol es muy grande. Igual no estamos valorando lo suficiente lo que ha logrado", sentencia Suárez.

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