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EN TIEMPOS DEL VIRUS | EL FÚTBOL

El nuevo fútbol es frío como un día sin goles

Los suplentes ganan protagonismo: son los únicos que arman jaleo

Varias pancartas lucieron en el Fondo Norte del estadio. MIKI LÓPEZ

La máquina de toma de temperatura se erguía como el último obstáculo entre el periodista y la normalidad. O al menos, un intento de normalidad. 36.3º, barrera superada con holgura. En la puerta, mascarilla, guantes y geles desinfectantes. También para aplicar al maletín de trabajo. Y la sensación ya evidente de que el fútbol que se vería esa noche no sería el mismo.

Porque siguen siendo once contra once con la intención de alojar la pelota en la portería, sí. Si se analiza desde esa fría perspectiva, el fútbol de siempre. Pero sin grada, sin calor, sin cánticos y bullicio, también pitos y crítica, el fútbol parece otra cosa. Descafeinado, sin chicha. Y con una acústica perfecta para escuchar a los protagonistas.

"¡Dale, dale, que ya empezó esto!". El grito con eco de Christian Fernández siguió al minuto de silencio para resumir el sentir de la gente ante la vuelta del fútbol. Antes de ese pitido inicial, una espera aligerada por el hilo musical del Tartiere, rock británico y pop nacional. Entre medias, como detalle llamativo: anuncios. Para poco clientes potenciales, pero interrumpiendo cada cierto número de canciones, como Spotify sin cuenta Premium.

En el palco, tres representantes oviedistas se repartían entre las butacas con la pertinente distancia de seguridad. Corral, Paredes y César encabezaron una comitiva que se completaba en los recovecos del estadio, los palcos VIP, para seguir el partido.

A las novedades ambientales le siguen un par de matices reglamentarios. Y eso, en un deporte tan inmovilista como el fútbol, llama la atención. Ahora los entrenadores pueden citar al banquillo a 23 jugadores, en vez de los 18 de antes. Por eso, el tradicional rondo de los suplentes en el calentamiento se convirtió en una reunión multitudinaria. Fuera distancia de seguridad, se permite rodearse en torno a la pelota.

El tono mustio de la noche se rompió con la sucesión de amarillas al inicio de la segunda parte. Fue entonces cuando entró en escena un elemento que gana peso con el nuevo escenario: los suplentes y no convocados. Situados detrás del banquillo, ellos son los protagonistas de aplausos, arengas y protestas que pueden escucharse por la televisión. Entre los integrantes de esa zona, incluidos losno convocados vestidos de calle, destacó el papel de Champagne: voz imponente la suya.

El suplente ya no solo tiene que aportar minutos de calidad. Ahora, también debe gozar de buenos pulmones. Así es el nuevo fútbol. Apagado como una grada vacía. Frío como un empate sin goles.

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