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EL BISTURÍ

El recordatorio

Por si a alguien se le había olvidado con el parón: al Oviedo le va a tocar sufrir hasta el final

Una de las pausas de hidratación durante el partido. MIKI LÓPEZ

El regreso del fútbol al Tartiere sirvió para recordar que el reto al que se enfrenta el Oviedo es de una envergadura que asusta: luchar por sobrevivir en el fútbol profesional. Futbolistas que fueron fichados por entrar en la historia pelean ahora por no hacerlo. Fútbol en la cornisa. El duelo ante la Ponfe, trabado y frío como el ambiente, devuelve al Oviedo a su realidad de la temporada, tras el paréntesis del coronavirus alegrado por dos victorias consecutivas. Si alguien tenía alguna duda, el empate de ayer lo confirma: al Oviedo le toca sufrir. Es su sino de esta temporada.

Tampoco sin murmullos. El Tartiere lanza cuando sopla a favor pero en temporadas complicadas puede atragantarse a algunos futbolistas. No ha habido este año un ensañamiento especial con algún futbolista en concreto pero sí muestras de desaprobación, consecuencia de una campaña decepcionante. A veces, los murmullos pueden doler más que la crítica abierta. Tejera es uno de los futbolistas sobre el que más debate se ha producido esta temporada. Su año está lejos de ser como el primero vestido de azul. La falta de murmullos no sirvió para mejorar sus prestaciones. Empezó activo para acabar desdibujándose. El Oviedo requiere su mejor versión.

Lunin, con dos caras. El meta ucraniano fue protagonista en las dos jugadas más destacadas de la primera parte. Tras un mal saque de meta, Yuri controló y buscó el rincón con la derecha. Lunin salvó luciendo envergadura. En la segunda acción, Omar Ramos buscó la rosca en su centro, el meta cayó en el engaño, pero rectificó a tiempo para tocar lo justo y que la pelota se fuera al poste.

La difícil gestión de los cambios. Contar con cinco sustituciones es una ventaja. Al menos, en teoría. A los entrenadores les añade otro motivo para meditar. Y no es tan sencillo encontrar la solución más adecuada. Ayer, Ziganda consumió los dos primeros cambios de una tacada, en un movimiento (prescindir de Ortuño y Rodri a la vez) que no parece posible con la normativa más clásica. El nuevo fútbol también implica adaptarse a los pequeños nuevos detalles.

El factor local, desaparecido. La conclusión más evidente es que el factor local queda atenuado. El Carlos Tartiere seguramente sea de los campos que más echen de menos el colorido en las gradas. No es esta la temporada que mejores resultados esté cosechando el Oviedo ante su gente precisamente pero los escasos momentos de lucidez de la campaña llegaron con la afición empujando como en los mejores momentos. La grada le duele al Oviedo.

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