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Futbolista del Real Oviedo

Nahuel Leiva: “En mi barrio había pobreza y violencia, tuve suerte de tener a mi madre”

“El Oviedo tiene que quedar entre los diez primeros: lucharemos por conseguir algo importante”

Nahuel el día de su presentación.

Dice Nahuel Leiva (Rosario, Argentina, 1996) que en Oviedo ha vuelto a ser feliz tras varios años sin estabilidad, de equipo en equipo. “Si cambias tanto es que algo estás haciendo mal”. El atacante, reconvertido a mediapunta, ha sido el hombre de la semana oviedista tras su doblete en Las Palmas (1-2). Ni recuerda cuánto tiempo llevaba sin meter dos goles. Ahora quiere marcar muchos más y meter al Oviedo, al menos, entre los diez primeros clasificados. Nahuel se descubre en esta entrevista con LA NUEVA ESPAÑA. De las peligrosas calles del sur de Rosario a intentar triunfar en el Oviedo.

–¿Cómo le convenció el Oviedo?

–Arnau se puso en contacto conmigo. Muchos directores deportivos, cuando te llaman, te dicen siempre lo mismo. Pero no fue el caso. El Oviedo me convenció y me la jugué. Estoy super feliz: he acertado.

–Se le ve cómodo corriendo con espacios, ¿al Oviedo también?

–Cada partido es muy distinto, pero el otro día ante las Palmas (1-2) sí se reflejó en el campo que nuestra idea muchas veces puede ser esa: correr con ventaja a los espacios. Hicimos un partido muy completo.

–¿Se ve bien detrás del punta?

–La verdad que hacía mucho tiempo que no jugaba ahí, en la posición de enganche, como decimos en Argentina. Me sentí muy bien contra Las Palmas y me permite jugar muy alegre. Además, ni me acordaba la última vez que metí dos goles. Cuando uno está feliz el juego sale solo.

–¿Cuál es el objetivo del equipo?

–Se ha hecho un equipo muy bueno, muy sano y muy alegre y en el vestuario estamos muy unidos. Creo que el Oviedo tiene que quedar clasificado entre los diez primeros de Segunda. Lucharemos por eso y por conseguir algo importante. Y, si no se puede, que no suceda lo de la temporada pasada.

–El Oviedo tiene una opción de compra sobre usted en caso de ascenso…

–Nunca cierro las puertas a nada. Pertenezco al Tenerife, pero cuando uno encuentra estabilidad quiere seguir donde está. En Oviedo me encuentro genial y no descartaría seguir más allá de verano. Ya veremos qué sucede a final de temporada.

EL TEST RÁPIDO

 

-Una película: “Titanic”

 -Un deporte al margen

del fútbol: Pádel

 -Un hobby: Jugar con mis hijos a la consola

 -Una serie: “El patrón del mal”

 -Messi o Maradona: Messi

 -Un sitio de Oviedo: El centro

 -Un sueño por cumplir: Ascender con el Oviedo

 -Un gol: El de la final del Europeo sub-19 contra Grecia

 -Un compañero del vestuario del Oviedo: Juanjo Nieto 

–¿Qué le dice a su familia en Argentina sobre su nueva vida?

–Les digo que Oviedo es una ciudad muy acogedora. Es pequeña, pero tampoco pido más. Me gusta la tranquilidad y el clima: soy más de frio que de calor. Con la lluvia y el mal tiempo me encuentro bien.

–¿Cómo empezó en el fútbol?

–Empecé jugando en las calles del barrio con cuatro años. A los seis me llamó un equipo, el Acindar, y empecé a jugar. Era lo que más me divertía, jugando era feliz.

–¿Tuvo influencias familiares?

–Sí, mi padre fue uno de ellos. Llegó a jugar en la Segunda División argentina, pero por distintos problemas no siguió con el fútbol. No tenía el apoyo de su familia y eso es fundamental para triunfar

–¿Usted sí tuvo ese apoyo?

–Sí, siempre lo tuve. Mi familia está en Argentina, pero a pesar de la distancia hablo con ellos todos los días. Muchísimos niños argentinos quieren ser futbolistas, pero no tienen ese apoyo. Es necesario tener al lado a una persona que sepa guiar, que diga que está bien y que está mal. Si no, puedes terminar en el mal camino. Yo he tenido compañeros en el barrio que eran buenísimos y acabaron en la cárcel o murieron.

–¿Qué persona le dijo a usted lo que estaba bien o lo que estaba mal?

–He tenido varios, pero la que siempre ha estado ahí es mi madre. Siempre me ayudó. Cuando llegué a España tenía 13 años y estuve casi tres sin jugar (en la cantera del Villarreal). Lo pasé fatal, me desesperé y volví a Argentina. A base de llamadas del Villarreal, de representantes y del apoyo de mi madre regresé y al poco sí pude jugar, que era lo que quería.

–¿Cómo era su barrio en Argentina?

–Vivía en la zona sur de Rosario. Se llama Itatí. Es un barrio muy humilde donde estamos todos los días jugando al fútbol. Hay mucha pobreza y violencia, y hace falta tener suerte. Yo tuve la suerte de tener a mi madre (Rita). De pequeño pasamos una mala situación económica y yo no quería eso para mi familia. Por eso puse rumbo a España.

–¿Ha tenido demasiada presión a lo largo de su vida?

–Siempre digo que a mí me vino todo muy de golpe. Pasé de no tener a nada a tenerlo todo y cometí errores. Lo bueno es que todavía estoy a tiempo de corregirlo. He vivido mucho, pero solo tengo 23 años y en cada sitio que estoy aprendo algo. Espero que este año, en el Oviedo, sea mi temporada.

–¿Betis, Barcelona B, Dépor, Tenerife, Olympiacos... donde fue más feliz?

–Como digo, en cada sitio aprendí algo. En el Betis no me fue bien, pero me sirvió compartir vestuario con gente importante como Joaquín o Guardado. En el Barcelona estuve bien, fueron seis meses buenos y metí goles. Luego me fui a Grecia (Olympiacos de El Pireo). Fue una experiencia corta, pero no agradable. Después regresé a España, con el Dépor. No me fue como yo quería a nivel personal y tuve que volver a Grecia, aunque no contaban conmigo. Salió la posibilidad del Tenerife y me ilusioné. Puse todo lo que tengo, lo intenté de todas las maneras, pero no me salieron las cosas.

–¿No son muchos equipos para tener solo 23 años?

–Eso sucede cuando no acabas de encontrar tu sitio. Si vas de equipo en equipo es que algo haces mal. He intentado corregir cosas y ahora estoy en un buen momento. Me lo noto, porque hacía tiempo que no me sentía así.

–Y aparece el Oviedo, ¿la oportunidad de recuperar sensaciones?

–Todo el mundo me habló muy bien del club, de la historia y de la ciudad. Y de momento se está cumpliendo. Mis hijos (Daniela de 3 años y Mateo de 2) están perfectamente adaptados a su nueva vida y al colegio y noto a mi mujer (Alba) más feliz que nunca.

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