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La crónica del Lugo-Oviedo: mucho dominio, poca chispa

El equipo azul, en su versión más mandona con la pelota, reduce al Lugo aunque se conforma con un empate por la falta de ideas arriba

Obeng trata de irse de Venancio ante Sangalli y Cristian Herrera durante el partido de ayer en el Anxo Carro. | LOF

Vaya por delante que el punto es bueno para seguir la senda. Que Ziganda plasmó en el campo el que seguramente fuera su guion diseñado. El de dominar al Lugo, reducirle en su juego directo, peligrosísimos los gallegos en su feudo de la mano de Nafti. Y que el equipo, resumiendo, hizo un partido notable en el esfuerzo. Una actuación estándar en la igualada Segunda. Pero queda la sensación de que el Oviedo podría haber sido más ambicioso.

Que los tres puntos no estaban tan lejos. Quizás con Nahuel y Borja antes en el campo hubiera estado incluso cerca. Pensamientos en el mundo de las hipótesis. La realidad es un punto que permite al Oviedo mantener su dinámica al alza e instalarse en la zona media, una azotea desde la que mirar al playoff a media distancia.

No fue la revolución de Leganés, pero sí hubo retoque general. Con Cedric y Mier en la ardua labor de suplir a Borja y Nahuel. Con Obeng como referencia. Con una defensa remozada. Seis cambios en el once. Y a uno, de primeras, le dio la impresión de que el Cuco, como en Leganés, quería jugar dos partidos en uno. El de resistir hasta el 60 y el de agitar a partir de entonces.

Pero el guion no fue por ahí. O al menos no se le puede acusar al Oviedo de jugar de inicio al empate. Porque el equipo fue atrevido. Más en la presión que con la pelota, para ser justos. A cada pérdida le siguió una presión intensa en el campo del rival. El equipo mordía y el Lugo, al menos durante media hora, parecía aturdido. Las ocasiones, eso sí, no abundaron. Un par de centros de Cedric sin rematador y un recorte de equilibrista de Mier con disparo tímido al centro fueron el bagaje de un equipo sostenido por Edgar, centrocampista con imán. El Lugo, aunque impreciso, demostró tener masticado el partido. Porque buscó siempre el carril derecho azul, ese que Nieto deja libre en cada alegre incorporación al ataque. Con tres delanteros móviles, los de Nafti esperaron su oportunidad. Tendría dos claras antes del descanso. En la primera, Femenías volvió a demostrar que lo suyo son los reflejos, al despejar un chut raso de Luis Ruiz, pegado al poste.

Nahuel mejoró al equipo, y con Borja quedó la sensación de que el partido le pedía antes en el campo

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Y cinco minutos antes del receso, Pita encontró a Barreiro y este a Ramos, que definió por encima cuando irrumpía en el área azul. El Oviedo dobló su apuesta tras el descanso, con mayor dominio de la escena. También ajustando mucho mejor atrás, evitando esa fuga en el flanco derecho. Al Lugo se le agotaron los argumentos sin esa vía y los del Cuco, aunque les faltaba una marcha, fueron poco a poco acercándose a la meta lucense. Tras un par de acercamientos locales, el Oviedo dispuso de las suyas. A los 62 minutos, Cedric aprovechó un balón rechazado en un córner para probar desde lejos.

La pelota se iba a la escuadra pero Cantero lució envergadura para rechazar. Siete minutos después, la estrategia rozó el premio. Centró Tejera y Arribas, libre de marca, no acertó a coordinar un remate que parecía sencillo.

Para entonces, el Lugo ya había concedido el total protagonismo a los azules, sostenidos una vez más por un centro del campo poderoso en la disputa. Para cerrar los minutos de mayor agobio a la meta gallega, Sangalli se asoció con Nieto y centró con malicia. Solo Venancio evitó la cita de Obeng en el segundo palo con el gol. Intentó cosas diferentes Ziganda con Nahuel , impacto inmediato en el juego, y con Borja, demasiado tarde sobre el verde. Daba la sensación de que el partido, con el Lugo viéndolas venir, pedía más minutos de Borja.

Pero el último cuarto de hora mostró a dos equipos conformistas, encantados de estirar su racha. O miedosos de perderla en un accidente. Por eso no se vieron más escenas picantes. El punto le sirve al Oviedo para reafirmarse. Aunque queda la duda de qué hubiera pasado con una pizca más de ambición.

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