Aviso a navegantes: con este Oviedo –también con los anteriores– es mejor no ilusionarse. Los sueños acaban en pesadilla. Que se lo digan al único seguidor azul que ayer desafió al frío y al fútbol a puerta cerrada para apoyar al Oviedo desde la cuesta del Tartiere mientras apretaba el toque de queda. El tipo se dejó la garganta bajo asombro de los pocos presentes en el estadio. El susodicho empezó cantando el “Vamos, vamos Oviedo” y acabó pidiendo cuentas hasta al apuntador por la derrota ante el Leganés (1-3). Se despidió con una frase lapidaria: “¡Siempre estáis igual!”. El Oviedo se empeña en dar la razón a los pesimistas una y otra vez. Ayer empezó bien. Con ritmo, con intensidad y con ganas. Fue un espejismo: lo que tardó Javi Hernández en meter el primero. Dio la sensación de que el Leganés no tuvo ni que despeinarse para llevarse los tres puntos y que el Cuco no la vio venir ante su amigo Garitano. Baño táctico y reacción tardía. Una prueba: el primer cambio del partido fue del Leganés. Inacción en el banquillo a un lado, cuesta encontrar ayer un jugador azul en forma. Muy poco de Tejera y si acaso buena actitud defensiva de Grippo. Poco más. El Oviedo, que lleva toda la temporada sin pasar del 11.º puesto, se sitúa ahora el 13.º. Más cerca del descenso que del play-off, una palabra que ya suena a chiste. Con este panorama, normal que en los despachos piensen ya en el próximo año. 50 puntos...
La roja injusta a Christian
Christian Fernández estuvo ayer desacertado. Blando en la marca, fallón en los pases fáciles y perdedor por goleada en el duelo ante Bastón, ariete de Primera. Con todo eso, que ya es mucho, en ningún caso mereció acabar expulsado. Ayer vio la cuarta tarjeta roja en cinco campañas con el Oviedo tras doble amarilla. La primera, por una pugna con Arnaiz, no pareció ni falta. La segunda vino por un pisotón a Bastón que aparentemente fue sin querer. Christian se fue gesticulando y muy enfadado. “Le están esperando”. Es la sensación que recorre el vestuario y que tiene el propio Christian. Piensan que los árbitros están esperando el mínimo desliz por su justa mala fama de jugar al límite. Una sensación in crescendo desde que se marcó un “Valderrama” cuando enganchó de la entrepierna a Campabadal.
Aquella cumbre por Javi Hernández
Todavía recuerdan en el Oviedo cuando Joaquín del Olmo –otrora mandamás azul– y Michu se plantaron en las oficinas de Valdebebas en 2019 para intentar alargar la cesión de Javi Hernández. Los dos iban decididos porque Arturo Elías había intentado allanar el camino previamente tirando de agenda. La respuesta fue clara: “Gracias, pero no. Javi no se mueve”. Se volvieron a Oviedo con lo puesto y la defensa azul se quedó huérfana. Javi siguió con una prometedora carrera y el Oviedo mientras tanto... Pues eso. Hoy y ahora Javi Hernández ya no es aquel central que a veces era lateral: ha evolucionado para bien. Incluso anota dobletes. Ayer le pegó dos guantazos al Oviedo. Uno de calidad, previa ayuda de la defensa azul y rebote en Christian Fernández, y otra de oportunista tras un grave error de Mossa por la izquierda. No celebró ninguno por su cariño al Oviedo.
Al menos el césped mejora
Quizá las multas de La Liga vuelvan a pasar a mejor vida. Si el césped del municipal ovetense sigue como ayer, seguro que sí. El verde del Tartiere vuelve a lucir a un nivel aceptable. No está bien del todo –nunca lo está–, pero al menos ya no es ese patatal lamentable que causa bochorno más allá del Pajares cuando sale por televisión. Las ocho lámparas de calor que ha alquilado el club –algo menos de 400.000 euros por cuatro años– parecen funcionar, aunque la instalación eléctrica y la gestión de las máquinas sean un verdadero quebradero de cabeza en la entidad y en el Ayuntamiento.
El problema en la banda derecha
Si la banda derecha del Oviedo no funciona, suele haber problemas. Ayer no carburó y van ya varias veces. Atrás fue un coladero para el Oviedo –véase el primer gol de Javi Hernández– y en el ataque fue inexistente. El mal momento de Juanjo Nieto y de Sangalli, socios habituales para alegría azul, es evidente desde hace semanas y un serio contratiempo para Ziganda. A Nieto le está costando desde hace tiempo. En una campaña clave para su futuro, se le ve precipitado en sus decisiones en el ataque. Sobre todo, en los centros. Por actitud no será, pero sí por falta de acierto. Algo parecido, con matices, está pasando con Sangalli. Jugador alegre y anárquico, parece perdido y cansado. Sucede que el Cuco no tiene recambio para Sangalli y Nieto. De lateral suplente está Diegui y de extremo Viti. Nada más.