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El bisturi del empate del Real Oviedo en el campo del Almería: Lo que mal empieza no siempre tiene que acabar en tragedia

Obeng, con el balón, durante el partido ante el Almería LOF

La tragedia presentida durante la primera parte acabó casi en una fiesta para el Oviedo. Solo hay que ver cómo celebró el Zaragoza el tanto de su portero, Cristian Álvarez, con el que empataba el viernes ante el Lugo (2-2) y alcanzaba los 43 puntos, uno menos de los que tiene ahora el Oviedo, para hacerse una idea de lo importante que es sumar ahora mismo para los equipos que tienen cierto colchón con la zona de abajo, pero que aún no han resuelto del todo la lucha por la permanencia, situación que comparten maños y asturianos. Pero más allá de las matemáticas, de los puntos y de la lucha por la salvación, lo que dejó claro el Oviedo ayer es que, por muchas carencias que pueda tener, que las tiene a montones, es un equipo valiente, que nunca da un partido por perdido y que es capaz de recomponerse. La importancia de los cambios tácticos que realizó en la segunda mitad Ziganda le dejan tan bien como mal la forma en la que encaró el encuentro. La primera parte azul es digna de guardarse en el museo de los horrores, con un Almería que daba sensación de peligro cada vez que se acercaba a las inmediaciones del área de Femenías. Sadiq parecía algo similar a Ronaldo Nazario deshaciéndose de rivales y la defensa azul, por muy numerosa que fuera (ayer Ziganda volvió a insistir con la defensa de cinco), era incapaz de hacer nada por evitar lo que parecía que se avecinaba.

Grippo celebra su gol de chilena LOF

Un gol espectacular: En el Oviedo los tantos de chilena los hacen los centrales

La acción de Grippo culminando una falta lateral, tocada previamente por Carlos Hernández con la cabeza, con una espectacular chilena que daba el gol del empate al Oviedo fue digna de un delantero de los que ocupan portadas. En cambio, el autor, Grippo, es un central poco habituado a ese tipo de acciones y que ayer tuvo la inspiración suficiente como para ver ese balón en el aire y lanzarse a rematarlo de espaldas a la portería. Hubo que pasar por el trance del VAR tras este tanto, pero, por más repeticiones que ponía la televisión, era imposible encontrar algo punible en una jugada totalmente limpia. Ni Carlos había tocado el balón con la mano, ni había fuera de juego de ningún futbolista ni razón alguna para que el gol no subiera al marcador. Lo hizo y el Oviedo se llevó un punto que quita muchos nervios.

Carlos Hernández sujeta a Sadiq, ayer en Almería. | LaLiga

Mucho no tiene por qué ser bueno: La defensa de cinco de Ziganda naufraga estrepitosamente

Hay veces que cuesta entender algunas decisiones de casi todos los entrenadores que, a buen seguro, responderán a razones desconocidas fuera del vestuario, ya sea el mal estado físico de algún jugador o cualquier otra cosa. Pero, con los datos conocidos, la ausencia de Arribas en el once rompe con una ley que debería ser de obligado cumplimiento: nunca hay que tocar lo que funciona. Y si el Oviedo había rendido bien en el apartado defensivo jugando con cuatro atrás y apostando por la pareja que forman Grippo y Arribas es bastante complicado de entender por qué el madrileño se quedó en el banquillo y por qué Ziganda decidió sacar a Carlos Hernández y Christian Fernández junto a Grippo. Y es que la cantidad no siempre está acompañada por la calidad y tal acumulación de efectivos en el área acabó con dos goles recibidos y dos penaltis cometidos.

Diegui arregla el día: Subsanó su error en el penalti con una buena segunda mitad

Diegui Johannesson volvió a ser titular con el Oviedo y parecía que ayer no iba a ser su día. El lateral derecho de Villaviciosa cometió un penalti que pareció bastante claro tras ser superado por un rival. Las consecuencias no fueron graves, puesto que Corpas erró el lanzamiento y el Oviedo salió indemne de esa acción hasta que, poco después, Obeng cometió un nuevo penalti. El caso es que Diegui, en la segunda parte, fue incisivo por la banda derecho, desequilibró y ayudó mucho a su equipo en la búsqueda del empate que al final consiguió.

Quedan cinco partidos: A dos victorias de los 50 puntos que, se supone, evitan el descenso

Si son suficientes los 50 puntos para salvarse es algo que está aún por demostrarse. Pero, dando por buena esta cifra, al Oviedo le quedan ahora cinco jornadas para lograr dos victorias con las que alcanzaría esa cifra. La primera oportunidad la tendrá el próximo domingo (16 horas) en el Tartiere ante el Sabadell, equipo que además está luchando también por la salvación. Una victoria ante los catalanes, que tienen 37 puntos y que juegan hoy (18:15 horas) un duelo clave por la permanencia frente al Logroñés, dejaría el camino ya prácticamente despejado para los de Ziganda. Una derrota volvería a despertar los fantasmas que vienen acompañando al Oviedo durante prácticamente toda la temporada. Pero, pase lo que pase, tendrá después cuatro oportunidades más para intentar alcanzar el objetivo más humilde.

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