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El técnico

El análisis del Oviedo: vaya palo

El equipo azul, que mereció ganar, se lleva un sopapo ante un Eibar inferior a los azules

Los aficionados del Oviedo desplazados ayer a Ipurúa. | Área 11

Vaya palos. El de un magistral Pombo con 0-0 y el anímico para el oviedismo tras un partido notable que acabó con un sopapo en las narices ante el Eibar del debutante Fernando Llorente. 1-0 sobre la bocina en un encuentro que viene a demostrar que si el Oviedo juega sin complejos, decidido, puede plantar cara en sensaciones y resultados a cualquier equipo de la categoría. El equipo azul tiene ingredientes sabrosos. 1: unos centrales notables. 2: jugadores de talento, como Pombo, Borja Sánchez o incluso el desaparecido Montiel. 3: gol, con Borja Bastón. Si el talento se junta, se enciende la bombilla. Sigue faltando, eso sí, esa pizca de ambición necesaria para optar a grandes cotas. Ese creérselo. Carácter ganador, vamos. Esa valentía que un Eibar decaído e inferior tuvo para atacar con un hombre menos cuando el Oviedo mejor estaba en el campo. “No pudimos hacer más”, resumía ayer un miembro de la expedición oviedista tras un partido que dejará debates para las tertulias. El más inmediato, ¿qué hacer con Pombo? El maño pide sitio en el once y no caben todos. Bendito problema para el Cuco. El otro asunto semanal estará en la portería por el despeje centrado de Femenías, infinitas veces salvador. Tomeu Nadal espera en el banquillo y da la sensación de que el balear pudo hacer algo más en la jugada del gol.

Leschuk y compañía

Hubo un momento en la primera parte en el que ver los gestos del delantero del Eibar era una especie de “déjà vu”. Balón largo, Leschuk de amortiguador y ataque desde las bandas. Eso que el argentino, ahora en las filas armeras, tantas veces hizo en el Oviedo.

Ese fue el Leschuk azul, un ariete con recursos infinitos pero poco de lo importante, el gol, y que ahora busca su sitio en una de las mejores plantillas de la categoría. Detrás de él, Javi Muñoz, talentoso centrocampista, impreciso en la primera mitad, al que Anquela no le dio ni bola en toda la temporada. Y a su lado, Sergio Álvarez, perla de Mareo y ex del Sporting, enemigo íntimo entre viejos conocidos que ayer se llevaron la victoria.

Matheus se estrena

Cuentan en El Requexón que nada que ver con Mujica o Aburjania. Que en este caso hay actitud y ganas. Que el brasileño muerde en los entrenamientos. Por eso se hacía complicado de explicar las pocas oportunidades de Matheus, uno de los fichajes claves que hizo Rubén Reyes. Ayer jugó por primera vez de titular en la delantera junto con Obeng y no estuvo nada mal. Peleó, jugó balones con criterio, pero no tuvo ninguna oportunidad. Formó con Obeng y se retiró en el minuto 55, tal y como había planeado el Cuco. Su actuación, pese a ser corta, parece una buena noticia para el equipo porque Matheus está enchufado y no da la impresión de que se vaya a desconectar. Otra cosa es lo que suceda en diciembre si el brasileño juega a cuentagotas. De momento, su mensaje parece claro: “Para lo que quiera el míster”.

Quedan Pombo y Christian

De 22 jugadores de campo, solo dos no han sido titulares esta temporada en el Oviedo. El brasileño Matheus salió ayer del grupo de los “olvidados”, en el que aún están Pombo y Christian Fernández. Ellos son los únicos que, junto con Tomeu, no conocen esa sensación de que el entrenador recite la alineación y tu nombre esté entre los elegidos. Lo de Christian, un superviviente, es esperado: tiene por delante a Costas, Calvo y Arribas. Lo de Pombo extraña más. Con Borja griposo, Sangalli en baja forma y rotaciones arribas, no entra. Ayer salió y estuvo fenomenal.

Cuando el Cuco sonaba para el Eibar

Cuando hace solo unos meses el Oviedo remoloneaba con la renovación de Ziganda –que si te quiero pero no te llamo, que si firmamos esta semana, que si al final la siguiente–, varios clubes estuvieron bien atentos a la situación del Cuco. Uno de ellos fue precisamente el Eibar. No hubo oferta, ni siquiera conversaciones directas, pero en el consejo armero se tenía en buena estima al técnico del Oviedo, sorprendido por los tiempos del club azul. La entidad vasca estaba por aquel entonces en una profunda remodelación tras el descenso que acabó con Gaizka Garitano de vuelta a la nave. El mismo Garitano que logró el último ascenso a Segunda –eliminando al Oviedo– y luego a Primera División. Ziganda acabó firmando con el Oviedo y afrontó su tercera campaña. Y de momento ahí sigue, luchando por el play-off.

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