Era partido intersemanal, lejos de Asturias y en un campo sin mucha capacidad (unos 600), pero el oviedismo siempre acompaña al equipo allí donde juegue. Da igual la competición. Y la Copa fue una ocasión de oro para que la Peña Azul Mallorca disfrutara de una cita extra con la que no contaban a comienzo de temporada. Por eso, los peñistas organizaron una comida previa en la nueva sede, Doña Perfecta, y tras la correspondiente sobremesa se desplazaron al campo. “Entre los que hemos movido a través de la peña y los que consiguieron por su cuenta creo que seríamos unos 80”, señaló Miguel Crespo. Como es lógico, la gran mayoría que presenció el choque eran oviedistas residentes en Mallorca.
La conclusión es que los oviedistas se dejaron oír en la noche copera, favorecidos por un estadio menos ruidoso del que está acostumbrado el Oviedo en sus duelos ligueros para hacerse notar. La noche no pudo ser redonda por la eliminación de los de Ziganda.